Space Needle

Aparqué el Porsche a los pies del restaurante. Me miré en el espejo retrovisor y salí del coche. Verdaderamente no me apetecía mucho salir, pero si seguía en casa esperando a que Ethan regresara iba a perder la cabeza. Cerré el coche a distancia y entré en el restaurante. Busqué con la mirada al camarero del otro día, por desgracia no estaba... El trato, después de la generosa propina que le dí, habría sido inmejorable... Me acerqué a la barra y pedí al camarero de esa noche un vodka negro, lo de siempre, y esperé a que me lo sirviera dejando vagabundeando mi mirada distraída por la estancia

Escucho una voz tras de mí que me saluda. Olfateo disimuladamente el ambiente para cerciorarme de que era humana, puesto que no había percibido ningún olor fuera de lo común cerca de mí. Me doy la vuelta para saludar a la chica humana, Axelle, y dibujo una sonrisa amable en mi rostro, "Encantada, soy Mary Alice" me presento. Ya sabía que no la conocía antes de girarme, ya que el nombre no me sonaba, y definitivamente, cuando me volví a mirarla, determiné que no la había visto antes. "¿Nos conocemos?" pregunté con expresión confundida a pesar de que conocía la respuesta

"Entonces eres nueva, ¿no?" pregunté intentando ser simpática. Por fin, el camarero trajo mi copa. Sin embargo, al estar en la barra, tenía pocas posibilidades de poder echar la sangre en el vodka sin que la chica humana se percatara de que hacía algo raro. Así que me limité a acercar la copa hacia a mí mientras pensaba en alguna estratagema para distraerla. "¿Vives aquí en Seatle?" pregunté con la intención de darle conversación mientras seguía buscando la manera de "aderezar" mi copa

"Unos cuantos meses..." contesto distraída mirando mi copa. "Por cierto... ¿tienes... fuego?" pregunté de manera dubitativa. Pensé que si quizás conseguía que rebuscara en su bolso, me daría el tiempo suficiente para echar la sangre en mi copa con un movimiento rápido que no le diera tiempo a percibir.

Cojo el frasco de sangre de mi bolso, manteniéndolo oculto en mi mano. Aprovecho el corto momento en el que baja la mirada hacia su bolso y echo la sangre en mi copa volviendo a guardar el frasquito vacía en el bolso. Sonría agradecida mientras cojo el mechero y busco con la mirada unaa máquina de tabaco. Se me podría haber ocurrido algo mejor, ahora tendría que simular que fumo... Me acerco a la máquina e introduzco las monedas necesarias. Pulso un botón al azar y cojo el paquete. Vuelvo a la barra junto con la chica y le ofrezco tabaco, "¿Fumas?"

"¡Oh! Vaya..." comenté pensativa, quizá podía sacar provecho de su comentario. "¿Sabes? Creo que tienes razón, voy a dejarlo..." contesté decidida, esperando que no se sorprendiera por mi repentino cambio de actitud. Dejé el paquete aún sin abrir en la barra y dí un largo sorbo a mi copa. Por fin, pensé al notar como bajaba el ligero dulzor de la sangre por mi garganta

"Bueno... es que es algo que llevaba tiempo queriendo hacer... Y conocer a alguien que consigue resistirse, me da más fuerzas para lograrlo yo también..." contesté intentando excusarme

"Hasta otra" la despedí con una sonrisa al escuchar que se iba. Me senté en una banqueta más por pura costumbre que por necesidad y perdí mi mirada en mi copa mientras pasaba distraidamente mi dedo índice por el borde del vaso. Tenía tantas ganas de volver a verle. En mi mente sólo tenía su imagen, clavada de manera permanente. Ansíaba tenerl de vuelta conmigo...

Caminé por la calle, distraído, hasta que un coche aparcado me llamó la atención, era el de Alice. Miré hacia el lugar frente al que estaba aparcado y entré, con la esperanza de encontrarla allí. Subí las escaleras, el restaurante estaba bastante lleno, eché un vistazo, iba a ser realmente difícil encontrarla. Aún así no perdí la esperanza, y empecé a caminar por el restaurante buscándola.

Sujeté mi cabeza con una la mano que tenía libre, en un acto pensativo, y dí un largo suspiro. Cogí mi copa acercándola a mis labios hasta que alguien me dio un empujón, haciéndome derramar parte del vodka sobre mi vestido. Cerré los ojos algo malhumorada y suspiré para no alterarme, al fin y al cabo, era consciente de que si hubiese estado más atenta, podía haber devuelto el equilibrio a mi copa... Me giré dispuesta a hablar mal al causante cuando de repente, le ví a él, pasando entre la gente. ¿Me estaría buscando? Bajé la mirada con una sonrisa cuando este pensamiento se cruzó por mi mente. Ya había desaparecido todo el mundo. No existía el chico torpe, ni la mancha de mi vestido, ni la gente del restaurante... sólo él y yo. Me levanté de mi asiento ignorando las disculpas del chico y me acerqué a él con paso grácil hasta llegar a su altura. Cogí su mano y tiré suavemente de ella para que se diera la vuelta

Sentí como alguien agarraba mi mano y tiraba de mí, antes de girarme ya sabía que era ella, la persona a la que había estado buscando, el frío tacto de su mano ya estaba grabado en mi mente. Me giré ya con una sonrisa en la cara y enseguida me acerqué a ella y la abracé de la cintura, apretándola fuerte contra mí. Aspiré con fuerza aspirando su olor, lo había echado mucho de menos - No sabes todo lo que te he extrañado - susurré junto a su oído.

Ví como se giraba grabando cada uno de sus movimientos en mi mente. ¿Cómo había conseguido estar sin él estos días? Me quedé embobada mirando su sonrisa durante unos segudos hasta que me abrazó. Subí mis manos y rodeé su cuello poniéndome de puntillas para apoyar mi barbilla en su hombro. "Yo también te he extrañado muchísimo. No he dejado de pensar en tí ni un sólo segundo..." susurré con su mismo tono de voz

- Yo tampoco, has estado siempre en mi mente - la separé suavemente de mí. Acerqué mis labios a los suyos y la besé, sabía a alcohol, aunque habia algo más, aún así, no presté atención a eso. Solté sus labios y me quedé mirando sus ojos, con una sonrisa. Aparté un mechón de su pelo, que me estorbaba para poder observar su rostro al completo. Acaricié su cuerpo hasta que noté que su vestido estaba algo mojado, miré hacia donde había notado la mancha - ¿Qué te ha pasado? - pregunté extrañado.

Le observé con una sonrisa boba cuando se separó de mí. Noté como acercaba sus labios a los míos. Sabía que notaría el sabor distinto de estos, aún así, había echado tanto de menos sus besos que me resultó completamente imposible no acortar la escasa distancia que me separaba de mi dulce perdición. Respondí a su beso con suavidad, incluso algo insegura tal vez por su reacción. Le miré unos segundos cuando dejó de besarme y al ver su expresión, devolví su sonrisa, sabiendo que todo estaba bien. Escuché su pregunta, ¿qué mancha? me preguntaba a la vez que dirigía mi mirada en el mismo camino que la suya. Había olvidado al chico torpe que me dio el empujón, "No es nada, un chico hizo que me tirara la copa encima..." contesté intentando restarle importancia y subiendo de nuevo mi mirada hacia él

- Ya le vale - contesté con el ceño fruncido mientras alzaba de nuevo la mirada y mis manos se posaban en sus caderas. Volví a mirar sus ojos y mi expresión se tornó de nuevo feliz y traquila - Espero que le hayas dado una buena paliza por destrozarte este precioso vestido que te queda tan bien - bromeé con una amplia sonrisa. Era la primera sonrisa totalmente sincera desde que me había marchado, estar lejos de ella no me sentaba nada bien.

"Me disponía a ello cuando encontré a alguien mejor en quien invertir mi tiempo..." contesté con la misma sonrisa que se había instalado en mi cara desde que le ví pasar entre la gente. Subí una de mis manos un poco más y comencé a acriciar su pelo de manera distraída. "¿Y qué tal el viaje?" pregunté ladeando ligeramente mi cabeza mientras seguía mirándole embobada.

Escuché sus primeras palabras y miré a mi alrededor, como si buscara a alguien - ¿Y dónde está ese alguien? - pregunté serio dándole un toque de celos a mis palabras - ¿El viaje? Horrible, no sé como he aguantado tanto tiempo lejos de ti - contesté sincero. Noté cómo acariciaba mi pelo - Echaba de menos eso - dije con una sonrisa. Acerqué mi rostro al suyo, rozando nuestras narices, y cerrando los ojos - Y esto... - rocé con suavidad sus labios - Y tambien esto... - susurré.

Reí al escuchar su broma bajando la mirada, pero por poco tiempo. Escuchar que a él le había costado tanto como a mí separarnos durante estos días me hizo volver a mirarle perdiéndome en él. Era un acto egoísta, era consciente, pero no lo podía evitar. Sonreí divertida al ver como rozaba su nariz contra la mía, y como hacía lo mismo con nuestros labios. En ese momento inspiré aire dejando que su aliento se colara en mi boca, endulzándola por completo, haciéndome cerrar los ojos concentrándome en su sabor. Apreté mis labios más fuertemente contra los suyos y le besé de manera tranquila, dejando que mi mente guardara cada segundo de aquel beso