Starbucks en Seattle

Entro en la cafetería entre suspiros y me acerco al camarero. Miro el panel que hay por encima de él colgado en la pared y pido un café al azar. Suspiro de nuevo y me apoyo sobre la encimera mientras espero mi bebida. Mi mente estaba ocupada por una nube gris en la que se amontonaban mil cosas distintas a punto de estallar. Escucho la voz del camarero tras esa nube y salgo desconcertada de mi ensimismamiento, por momentos, había llegado incluso a olvidar donde estaba y lo que estaba haciendo. Reacciono al ver como desliza el vaso humeante hacia mí y lo cojo mientras con la mano libre rebusco en el pantalón de mis pantalones. Suelto unas monedas sobre la mano del chico y con una sonrisa forzada me doy la vuelta y busco un sitio libre en el que sentarme. Me acerco con paso lento a una esquina con varios sofás alrededor de una pequeña mesa y me dejo la bebida sobre la mesa. Me quito la chaqueta dejándola a un lado y me dejo caer sobre uno de los sofás. Me acomodo en él y rodeo mi bebida notando como quema mis gélidos dedos mientras vuelvo a perderme en la nube gris de mi mente.

Entro en el starbucks con las manos en los bolsillos, me acerco al mostrador para pedirme un café, hacía bastante frio afuera y era un buen modo de calentarse. Mientras esperaba a que me sirvieran lo que había pedido eché un visto alrededor, el lugar estaba bastante concurrido, pero en cuanto vi a la chica sentada en aquel sofá, ya no presté atención en nada más. El camarero llamó mi atención y me apresuré a sacar dinero de los bolsillos, sin apartar la mirada de Alice, parecía estar en otra parte. Pagué antes de coger mi café y caminé hacia donde ella estaba - ¿Puedo sentarme con usted, señorita? - pregunté con una sonrisa, quedandome de pie frente a ella.

Vuelvo a escuchar una voz que me hace salir del caos en el que estaba, sólo que esta vez era distinto. Esa voz no sólo me hacía volver a la realidad, hacía que la nube se abriera dejándolo todo despejado. Ningún pensamiento me corría prisa más que el de centrarme en él. Mi sonrisa habitual vuelve a mi cara mientras me pregunta. Dirijo mi mirada a los sofás y pongo mis piernas sobre el que tenía enfrente. "Están todos ocupados... Además ahora va a venir mi novio, y no creo que le guste verme tomar café con un chico tan guapo..." contesto intentando no echar a reir pero sin perder la sonrisa.

Sonreí divertido al ver que ponía los pies en el sofá de enfrente y negué con la cabeza divertido. Dejé mi café junto al suyo, me acerqué a ella y la levanté con suavidad - Creo que aquí hay un hueco - comenté como si nada mientras me sentaba en el sofá y la sentaba a ella sobre mí.- Y sobre tu novio... - dije mirando alrededor - creo que entenderá que no tiene nada que hacer en mi contra y se marchará para que podamos tomarnos el café tranquilos - sonreí siguiendole la broma.

Sonreí divertida mientras le dejaba sentarme sobre él. Me remuevo lo suficiente para poder mirarle mientras escuchaba lo que me decía. Dejo que mi cara adopte una expresión pensativa durante unos segundos con el fin de hacerme la interesante en nuestra pequeña broma. "¿Y por qué crees que mi novio debería hacer eso? ¿Crees que puedes superarle en todo? Te advierto que él es la persona que mejor besa del mundo..." contesté sin dejar que se escapara ninguna de las risas que se agolpaban esperando el momento de salir.

Observé su gesto pensativo, esperando una respuesta, sin perder la sonrisa, mientras mis manos rodeaban sus caderas.Escuché sus palabras y sonreí orgulloso - Con que es el que mejor besa... - comenté mientras mi mano subía por su espalda hasta llegar a su cuello. Acerqué su boca a la mía y atrapé sus labios entre los míos, besándola lo mejor que sabía, dejando que mi lengua se colara en su boca y buscara a la suya .Me separé de ella y me quedé mirandola sin perder la sonrisa orgullosa - ¿Decías? - pregunté divertido.

Su mano subiendo por mi espalda hizo que me estremeciera. Mordí mi labio inferior sabiendo lo que iba a hacer ahora, no podía esperar. Dejé que su mano sobre mi cuello acortara la distancia que me separaba de sus labios y respondí a su beso, pero dejando que él llevara el mando de la situación. Su lengua se colaba en mi boca, jugaba con la mía, su aliento se mezclaba con el mío. Perdí la noción del tiempo, corté la cuerda que me sujetaba a la realidad. Sólo pensaba en él, y lo que sentía. Noté como sus labios empezaban a separarse de los míos, desee que no se fueran, pero mis labios no parecían hacer caso a lo que quería decir. Me quedé paralizada y parpadeé varias veces antes de volver al mundo real. "No está mal..." contesté a pesar de que mi cara reflejaba otra cosa. "Pero... hay una cosa que mi novio... es que hace genial... No creo que le puedas superar..." añadí pensando en lo que iba a pedirle ahora.

Me quedé observando su cara totalmente desencajado, orgulloso por el trabajo que acababa de realizar. Me encantaba besarla, y más si conseguía esa respuesta de ella. Mi mano bajó de nuevo por su espalda, apoyandose de nuevo en la parte baja de su espalda, esperando a que ella saliera de su ensimismamiento. Escuché lo que me dijo y me quedé totalmente intrigado por sus palabras - ¿Y qué es eso que tu novio hace tan bien? - pregunté tratando de interrrogarla con la mirada, como si eso fuera a dejarme más claras sus intenciones.

Sonreí al escuchar que preguntaba. Al parecer iba a conseguir liarle... Dejo que mi mirada pasee por el lugar haciendo un recuento rápido del público que tendría Ethan. "Pues... verás... Mi novio, me conquistó subiéndose justamente en esta mesa y explicándole a todos los presentes lo que sentía por mí... Y cada vez que venimos a esta cafetería, lo hace... Estoy segura de que eso no puedes hacerlo tú." contesté mordiendo mi labio con fuerza intentando reprimir mi risa. Me moría de ganas por conseguir provocarle.

Observé su sonrisa, intrigado. Noté como su mirada paseaba por la cafetería, la mía hizo lo mismo, buscando aquello que ella buscaba. Volví a mirarla cuando empezó a hablar, escuché lo que decía, totalmente alucinado. Ella quería que me subiera encima de la mesa para gritar lo que sentía por ella... Volví a recorrer la estancia con la mirada, esta vez, fijandome en la gente que había allí antes de mirarla de nuevo a ella - Estás loca.. - dije divertido, negando con la cabeza - pero yo más - añadí saliendo con cuidado de debajo de ella. Subí despacio a la mesa, mi orgullo podía mucho más que mi vergüenza. Carraspeé de forma bastante teatral, las miradas de los demás clientes se giraron enseguida hacia mi. - Pero... estoy seguro de que a tu novio le encantaría que estuvieras aquí arriba... - dije malicioso mientras le tendía una mano para que subiera a la mesa conmigo.

Eché a reir al ver que parecía aceptar mi reto, no aguantaba más. Escuché lo que dijo y dejé que de mis labios surgiera una sonrisa orgullosa, satisfecha de haber conseguido mi propósito. Dejé que se levantara y volví a acomodarme en el sofá observando como se subía a la mesa y llamaba la atención de la gente que había en el local. De pronto ví que volvía a dirigir su mirada hacia mí y le miré sorprendida. Escuché lo que dijo, estaba claro que tenía truco que hubiera accedido tan rápido... Baje la mirada avergonzada mientras cogía su mano y subía tímida a la mesa. "Te mataré..." susurré junto a su oído entre risas

La ayudé a subir a la mesa, aunque estaba claro que no lo necesitaba, estaba intentando contenerme la risa, pero pensar en la vergüenza que estaría pasando me lo ponía demasiado difícil. Escuché lo que me decía - Ha sido idea tuya.. - susurré tratando de no reir. La espectación que estábamos causando había crecido, incluso los dependientes del café habían decidido esperar a que hicieramos lo que teníamos que hacer. Repetí la llamada de atención, aunque no hacía falta. Bajé la rodilla al suelo, para darle más dramatismo a la escena, agarré su mano y la miré directamente a los ojos, olvidandome por un momento de todo lo que nos rodeaba - Yo, Ethan Morgan - comencé a decir con voz clara - estoy locamente enamorado de ti.

Entrelacé mis dedos con los suyos y agarré con fuerza su mano, intentando encontrar la seguridad que me faltaba. Escucho lo que me contesta y río de manera disimulada, aunque más por nerviosísmo que por otra cosa. Clavo mi mirada en el improvisado suelo que pisábamos, mirando de soslayo a la gente que cada vez se centraba más en nosotros. Veo como Ethan se arrodilla e instintivamente mi mano tira con disimulo de ñel, intentando que permaneciera de pie junto a mí. Sonrío mordiendo mi labio, notando como mis mejillas intentan encenderse al máximo. A pesar de la vergüenza, me encantaba lo que estaba haciendo. Me quedo pasmada mirándole, con esa sonrisa enorme que sólo conseguía él pintando mis labios. "Te quiero..." contesta mi voz en algo más que un tímido susurro.

Sonrío al verla tan avergonzada, me encantaba eso, saber que en el fondo era tan tímida. Escuché su respuesta a mis palabras, mi sonrisa se hizo aún más grande.Me puse en pie de nuevo, coloqué algunos mechones de su pelo, con ternura, después bajé mis manos a su cintura, acercándola a mí - Yo tambien te quiero - Acerqué mis labios a los suyos para darle un beso dulce y duradero. Empecé a escuchar aplausos a nuestro alrededor, al parecer lo que pasa en las películas a veces se hace realidad. Volví a mirar su rostro, y a encontrarme con aquella timidez, bajé de la mesa con un salto y le tiendo de nuevo la mano, esta vez para ayudarla a bajar - Entonces... ¿mejor que tú novio o no? - pregunté con una sonrisa recordando por qué me había subido a aquella mesa.

Seguí con la mirada cada movimiento mientras levantaba, no podía apartar la vista de él. Dí unos cortos pasos para acercarme a él tal y como me pedían sus manos. Escucho lo que dice y mi sonrisa vuelve a ensancharse. Había conseguido que olvidara toda la situación. Rocé mis labios con los suyos y rodeé su cuello con mis manos, estrechando la corta distancia que nos separaba. De pronto, el chisporroteo de las palmas hace que recupere la consciencia sobre la vergonzosa situación. Vuelvo a cruzarme con su mirada antes de verle bajar de la mesa. Agarro su mano y bajo de la mesa mientras escucho lo que dice. "Mucho mejor... Creo que tienes razón, no tiene nada que hacer contra tí..." contesto con una sonrisa.

Sonreí al escuchar su respuesta. Me alegré de que la gente hubiera empezado a dejar de prestarnos atención, y de que ella se hubiera sentado en una de las esquinas, en un lugar apartado. Volví a sentarme en el sofá, invitándola con un gesto a que se sentara junto a mí - Me alegro de que hayas entrado en razón... Claro que solo te ha faltado pedirme que me hiciera un tatuaje con tu nombre - bromeé sin apartar la mirada de ella.