Starbucks en Seattle

Eso era todo lo que necesitaba saber, que ella me quería, el resto me daba igual. Aún no podía creerme que aquella chica tan increible estuviera conmigo, y que me quisiera. Toda mi vida había cambiado cuando ella apareció. Dejé de besarla para apoyar mi frente en la suya, con los ojos cerrados - Es increible estar así contigo.. - dije a la vez que abría los ojos, fijando en mi mente cada centímetro de su perfecto rostro - Es increible que estés conmigo... - añadí después de reafirmar su belleza. Intenté subir ambas manos para agarrar su rostro, olvidándome de que una de ellas estaba atada a la suya - perdón - dije al tirar sin querer de ambas.

Dejé que sus labios se separaran de los míos a regañadientes. Apoyé mi frente en la suya y dejé que de nuevo mis dedos pasearan por su mejilla acariciándola con suavidad. "Me encanta estar así... Y lo increíble es que tú estés conmigo..." contesté con una media sonrisa. Tiró de mi mano al mover la suya, y haciendo un poco de teatro, simulé hacerme daño en la muñeca. "¡Ay! ¿Me quieres romper la muñeca? Si ella no te ha hecho nada..." contesté como si fuera una niña pequeña mientras con la otra mano acariciaba la muñeca dándole más drama.

Sentí de nuevo sus dedos por mi mejilla, la temperatura de mi mejilla descendió, adquiriendo un leve tono rojizo. Escuché lo que dijo y mi sonrisa se hizo aún más grande, no podía creer que alguien como ella pensara que el increible era yo. Escuché sus quejas - Oh,vamos! si eres un vampiro, no he podido hacerte daño! - me quejé divertido. Pero al ver como se frotaba la muñeca empezé a preocuparme - ¿Te he hecho daño? - pregunté verdarderamente preocupado - Será mejor que desate esto... - dije empezando a soltar el cinturón que ataba nuestras manos.

Escuché lo que dijo y eché a reir. "¡Pero soy un vampiro con sentimientos!" me quejé divertida. Ví como su mano buscaba desatar el cinturón que nos mantenía unidos y aparté nuestras manos rápidamente, pero con cuidado de no hacerle daño. "¡No! ¡No quiero que lo quites nunca!" contesté de manera caprichosa. "Sabes que no me he hecho daño. Soy mucho más fuerte que eso... ¡Mira!" contesté a la vez que enseñaba los dientes como si fuera un perrito enfadado.

- ¿Y qué sentimientos son esos que tienes? - pregunté divertido. Ella apartó nuestras manos impidiendo que pudiera desatar el cinturon que nos unía - ¿Nunca, nunca? ¿Seguro? - pregunté con la intención de hacerla dudar, aunque ya se me habían ocurrido varias situaciones en las que preferiría que mi mano estuviera libre. Sin duda tambien había muchas en las que prefería nuestras manos atadas, no sabría por cual decidirme.- ¿No se te ocurre ningún motivo por el que preferirías tener las manos libres? - pregunté con picardía.

"Pues... ¡Muchos!" contesté antes de volver a reir. Escuché lo que me preguntó y perdí la mirada a la vez que ponía una expresión pensativa. Mi cara era de lo más graciosa, exageraba cada movimiento haciendo que quedara del todo ficticio. Sabía perfectamente a lo que se refería, pero quería hacerme la interesante. "A ver... Algo para lo que necesite dos manos... Pues... No se me ocurre nada..." contesté intentando permanecer seria. "¿Se te ocurre a tí algo?" pregunté volviendo a mirarle a él.

Me quedé viendola reir, podía escuchar su risa por encima de los sonidos que inhundaban el local, porque todos mis sentidos estaban puestos en ella, porque siempre conseguía meterme en ese mundo que solo tenía espacio para nosotros dos. Su rostro pensativo provocó que mi sonrisa se ensanchara, me encantaba su forma de ser - ¿No se te ocurre nada? - pregunté finjiendo asombro - ¿Y si te doy alguna pista? - pregunté mientras mis labios dse dirigían hacia su cuello, perdiendose en él, besandola sensualmente una y otra vez. La mano libre se coló disimuladamente por denajo de su camiseta, empezando a acariciar su tripa, acercándose peligrosamente a su pecho.

Noté sus labios acercándose a mi cuello y en mis labios empezó a formarse una tímida sonrisa. Intenté quedarme en mi posición, pero mi cabeza se ladeó dejando que sus besos recorrieran mi cuello, mi piel lo llamaba a gritos. Cerré los ojos sintiendo cada gota de calor de sus labios, envolviéndome en lo que él me hacía sentir. Mi respiración tranquila empezó a desbocarse a medida que sus manos subían por mi tripa. "Igual si me das alguna pista más..." contesté sin volver aún a la realidad, olvidando todo, quedándome sólo con él.

Podía notar como el paso de mis calientes besos dejaba un reguero de calor sobre su frio piel, que a los pocos segundos se desvanecía. Mis labios no querían dejar de besar su piel, pero era necesario si quería hablar - Así que necesitas más pistas.. - susurré sensualmente junto a su oido, antes de atrapar el lóbulo de su oreja entre mis labios. Segundos después, mis labios empezaron besarla tras su oreja, mientras mi mano subía lentamente hasta llegar a su pecho, cubierto por el sujetador. - ¿Necesitas más? - pregunté en el mismo tono sensual. Había olvidado por completo donde nos encontrabamos, como siempre que estaba con ella, sólo podía pensar en ella, en su olor, su tacto... en ella.

Mordí mi labio mientras escuchaba sus susurros junto a mi oído, mientras su manos subía hasta hacerme enloquecer por completo. Cada vez era más difícil guardar para mí los jadeos que él provocaba, pero estábamos en un sitio público, e suponía que debía controlarme. "Sigue sin quedarme del todo claro..." contesté mientras dirigía su mano a mi trasero haciendo que lo agarrara con fuerza. "¿Tus pistas nos llevan aquí...?" añadí volviendo a alejar su mano de esa zona para llevarla a otra mucho más interesante. "¿O es aquí a donde quieres llegar...?" terminé la frase dejando que su mano recorriera el interior de mi muslo desnudo que mi corta falda dejaba a la vista.

Cerré los ojos mientras ella llevaba su mano allí donde quería, sin apartar mi rostro de su cuello. Dejé que llevara mi mano a su trasero, disfrutando del paseo - Es un buen lugar... - Susurré mientras mi respiración se agitaba, al notar como su mano seguía arrastrando la mia hacía el interior de sus muslos - Sin duda este es mucho mejor... - podía notar como mi corazón se iba acelerando cada segundo, ella me volvía loco, y estar en un sitio público parecía lo menos importante cuando se trataba de ella - Aunque... ¿No crees que este es mucho mejor? - pregunté sensualmente dejando que mi mano subiera lentamente, acercándose cada vez más a su ropa interior.

Notaba su aliento rápido golpeando en mi cuello, su corazón latiendo junto al mío inanimado, haciendo que pareciese que tenía vida. Era lo que me daba vida... Bajé la mirada intentando controlarme, intentando no olvidar el sitio en el que estábamos, pero sus caricias lo hacían demasiado difícil. Mi respiración se unió a la suya, y su mano era la culpable. "Ethan... " susurraron mis labios. Su nombre no sonaba a riña, aunque era mi intención. No podía ocultar lo mucho que deseaba que su mano terminara de andar ese camino.

Escuchar mi nombre de entre sus labios provocó que me sumergiera aún más en mi mundo, en el que no existía nada más que ella y yo... Mi mano subió un poco más, llegando a su destino final. Ya no recordaba el lugar en el que estábamos, toda la gente que nos rodeaba, la falta de intimidad... Mis latidos eran cada vez más fuertes, mis labios habían vuelto a recorrer su cuello, besandolo con pasión, recorriendolo sin cesar.

Sus dedos jugaban ya con mi ropa interior haciéndome perder la cabeza, desapareciendo todo excepto él. Sólo podía escuchar su respiración, solo podía notar su roce. Subí la mano que no se perdía bajo mi falda junto a la de Ethan, hasta su pelo. Jugué con sus mechones a pesar de que la verdadera intención de mi mano era impedir que sus besos se separaran de mí. Necesitaba sentir la suavidad de sus labios recorriendo mi frío cuello. "Ethan... Me vuelves loca... ". Mi voz se ocultaba entre jadeos que no podía evitar que escaparan de mi boca. No me podía controlar.

Noté su mano enredandose en mi pelo, eso me hacía tener ganas de más, necesitaba más - Tú me vuelves loco a mi... - Susurré consuavidad. Mordí con suavidad su cuello, mi mano se coló despacio por dentro de su ropa interior. - Shhh - susurré al escuchar sus jadeos, una parte de mi aún recordaba que había gente a nuestro alrededor, pero claramente no era la parte que mandaba sobre mi en esos momentos.

Su mano se colaba dentro de mi ropa interior. No podía, no debía, pero no podía pararle, no quería que parara. Mis dedos se enredaron en su pelo tirando de él al notar su juego bajo mi ropa. Un gemido quedó ahogado en mi boca al oír su susurro, haciéndome recordar que no podía dejarlo escapar por mucho que lo necesitara. Mi respiración ya no seguía ningún ritmo marcado. Mi cabeza decía "para", pero mi deseo pedía aún más. "Ethan... no... " susurré una vez más, aunque mi actitud no concordaba con las palabras que salían a fuerza de mi boca.

Escuché sus palabras, la escuché decir que parara, pero su comportamiento no decía lo mismo. Mis besos fueron hacia su labios, intentando acallarlos y conseguir que se olvidara de lo que me decía, o que al menos no pudiera repetirme que parara. Mi mano seguía ocupada en el lugar en el que había terminado. Notar su respiracion acelerada provocaba que la mia se acelerara tambien, olvidandome por completo de todo lo demás.

Sabía el motivo de esos besos, pero no podía reaccionar, ni quería hacerlo. Respondí con ganas a sus besos, jugando con su lengua, mezclándome en su aliento, recorriendo sus labios sin descanso. Mi mano lo acercaba con fuerza a mí, aunque no hubiese ni un solo centímetro de mi boca que no tocara con la suya. Necesitaba sentirle conmigo, necesitaba fundirme con él. Estaba cada vez más excitada, había olvidado todo, sólo llegaba ser consciente de lo que él me hacía sentir.

Sonreí interiormente orgulloso por conseguir que ya ni siquiera se molestara en intentar frenarme. Respondí a sus besos apasionadamente, igual que lo hacia ella, disfrutando cada segundo con nuestro juego. Mi mano empezó a moverse con mayor libertad, y con más ganas. Me estaba volviendo loco, me daba igual todo lo demás, solo me importaba lo que estaba haciendo y nada de lo que pasara a nuestro alrededor iba a conseguir que dejara de hacer lo que estaba haciendo. Sus besos, su cuerpo, su boca... todo me hacía desearla más.

No podía más, estaba perdiendo el control y ni era el momento ni el lugar. La mano que seguía unida a él sujetó la suya intentando pararla. No era lo que quería, pero si seguía la cafetería entera terminaría por descubrir nuestro entretenimiento, porque cada vez me costaba más mantenerme callada. Separé mis labios de los suyos unos centímetros, lo máximo que mis fuerzas pudieron separarme de lo que tanto deseaba. "Ethan... Por favor..." supliqué por ultima vez de manera entrecortada mientras mi respiración golpeaba sin rumbo su boca.

Noté como su mano frenaba la mia y como cesaban sus besos, al parecer había perdido la batalla. PEro no iba a rendirme tan facilmente - Vamos... No pasa nada... - susurré atrapando sus labios de nuevo. Estaba claro que yo no quería parar y iba a tratar de convencerla hasta que su negativa fuera totalmente rotunda. Mis besos eran sensuales, eran mi única arma contra su cabeza, y esperaba que funcionara.

Sus labios volvieron a encerrar mis besos haciendo que olvidara de nuevo lo que tenía que hacer. No podía pararle, no tenía esa fuerza. "Ethan... " intenté replicarle sin que causara ningún efecto en él, ni tampoco en mí. Volví a verme envuelta en el deseo que él me hacía sentir, dejándome del todo sumisa a lo que él hacía. Mi mano perdía la fuerza a cada beso sin que pudiera evitarlo, volviendo a no ser consciente de nada, dejándole llevar a cabo su propósito.

Noté como sus labios correspondían a los mios y cómo la presión de su mano sobre la mía disminuia. Mi mano disfrutó de su renovada libertad y volvió a jugar, siendo más agresiva esta vez. Me encantaba que ella no tuviese fuerzas para resistirse, que se dejara llevar por mis caricias y mi deseo, que no le importara nada más. Que se hubiera olvidado de cada persona que nos rodeaba, del lugar en el que nos encontrábamos, como había hecho yo.

Su mano volvió a moverse bajo mi falda con más fuerza que antes. Mis labios bajaron hasta su cuello buscando esconder mi expresión de placer tras él. Podía escuchar mis gemidos acelerados golpeando su piel. Estaba claro que no podía con esto, no podía no descontrolarme, me era imposible con él. Me excitaba demasiado como para no dejarme llevar. "Para por favor..." susurré a la vez que intentaba alejar mis caderas de la tentación. "No puedo..." añadí subiendo mi mirada hasta cruzarla con la suya.

Sonreí ampliamente cuando escondió su cara en mi cuello, podía escuchar perfectamente sus gemidos contra mi piel. Pero cambió esos gemidos por palabras, ya no me gustaban tanto. Me quedé mirandola, debatiendome entre sus palabras y mi deseo, sabía qué era lo que la echaba atrás, y lo entendía, pero... - Vamos... - dije atrayendola hacia a mi de nuevo - No van a enterarse... - dije escondiendo de nuevo su rostro en mi, dejando que mi mano siguiera su trabajo. - No te preocupes... - susurré de nuevo.