El lago...

Aumenté la velocidad de mis besos, los deseaba, los necesitaba. Sentí sus manos en mi espalda, me encantaba sentir sus caricias en mi cuerpo. Acerqué su cuerpo al mío, levanté sus piernas de manera que rodearan mi cuerpo, deslicé mis manos por sus piernas desnudas.

Noté como aumentaba la velocidad de sus besos y se los devolví con la misma intensidad. Ví que subía mis piernas y apreté mis manos contra su espalda para sujetarme a él. Notaba el calor de sus manos recorriéndo mis piernas. Definitivamente estaba perdiendo todo contacto con la realidad.

Pasé mis besos por su mandíbula, saboreando el sabor de su piel, hasta llegar a su cuello. Subí mis manos hasta su cintura, agarrándola firmemente. Sentir su cuerpo contra el mío era lo mejor que me había pasado en mucho tiempo. Cerré los ojos, inspirando su aroma, estaba seguro de que eso no iba a olvidarlo.

Noté como bajaba sus besos y me agarraba más. No pude hacer más que cerrar los ojos concentrándome para tranquilizarme mientras apretaba con más fuerza mis manos contra su espalda.

Noté la presión de sus manos en mi espalda, subí mis manos por su cuerpo perfecto, me estaba volviendo loco. Bajé mis besos por su hombro, siguiendo la línea de su clavícula.

Subí una de mis manos hasta su pelo enredándola. Me encantaba su pelo, me encantaba su cuerpo, me encantaba él. Noté como bajaba los besos por mi clavícula. Intenté concentrarme en el ritmo de su corazón y tranquilizarme.

Empecé a desabrochar su blusa, acariciando cada centímetro de su torso que quedaba al descubierto. Mientras continuaba con mis besos por su cuello.

Noté como me desabrochaba la blusa y tomé conciencia de lo que yo era. ¿Por qué había dejado que esto llegara tan lejos? no sabía si estaría preparada ¿Por qué había echo esto? Dar marcha atrás ahora me iba a costar mucho, por no hablar de las consecuencias. ¿Cómo podía haberme arriesgado de esa manera?. "¿No íbamos a tomarnos las cosas con más calma?" le pregunté aún sin volver del todo a la realidad.

Nada más escuchar sus palabras me detuve en seco. Me había pasado, pero la deseaba tanto... Tenía que pensar en ella, en lo que ella quería, o lo que no quería. - Lo siento - dije mientras volvía a atar los escasos botones que había desatado.

"No, no es culpa tuya, yo no debería haber perdido el control, lo siento, me es difícil pensar con claridad cuando estoy contigo". ¿Cómo podía haber sido tan estúpida...?

- Eh, no pasa nada - le di un beso en la frente, estreché el abrazado, apoyando mi barbilla en su hombro - Yo tambien me he descontrolad - No era facil resistirse cuando tienes a alguien como ella delante.

Apoyé mi cabeza en su hombro, quedando mis labios a unos centímetros de su cuello. "Lo siento de verdad" volví a disculparme avergonzada. "Gracias por tomártelo tan bien"

Sentí su aliento en mi cuello y me estremecí. Esa no era la mejor posición para que mi mente ganara sobre los impulsos de mi cuerpo. La separé suavemente de mí, aunque mantuve mis manos en su cintura - Tranquila, todo está bien - no quería que se sintiera mal, no podía verla así.

Bajé la mirada pensativa. Llegados a este punto ¿Qué iba a hacer? No podía volver a dejar que las cosas llegaran al punto máximo para luego parar, pero tampoco podía dejarme llevar...¿Qué pasaría si no me controlaba? moví la cabeza intentando borrar esa imagen de mi mente. Además en ese momento no iba a poder controlar mi fuerza, aunque estuviera en el mejor de los casos y él siguiera vivo después, ¿Qué pasa si rompo algo? ¿Qué pasa si le hago daño? ¿Qué explicación le daría? Estaba hecha un lío...

Me quedé observando su expresión, se la veía preocupada. Me sentí mal al verla así, volví a abrazarla, me daba igual todo, sólo quería que ella estuviera bien - Esperaré lo que haga falta, no te preocupes - No sabía qué era lo que la rondaba por la cabeza, así que no sabía que podía hacer para ayudar a que se sintiera mejor ¿Sería por mí? - ¿En qué piensas? - pregunté en un tono suave, acariciando su pelo con delicadeza.

Escuché lo que me dijo. "En que no sé qué es lo que he hecho para que sigas aquí conmigo y no hayas salido corriendo después de lo que ha pasado" le contesté.

Me sorprendí por su respuesta - Ser perfecta, eso es lo que has hecho - dije con una sonrisa. Quería que se animara, necesitaba que lo hiciera - ¿Por qué iba a marcharme? Te tengo a ti, es el único motivo que necesito para quedarme - pasé mi mano por su espalda, intentando reconfortarla, no podía soportar verla así, y menos por una tontería como esta.

"Siento decepcionarte, pero por si no te has dado cuenta estoy lejos de ser perfecta" le dije. Soy vampiro, eso ya me alejaba de cualquier perfección general que hubiese...Cuando escuché lo que me dijo no pude evitar sonreir. "Haces que todo sea increíble"

La separé lo justo para mirarla a los ojos - Quizá no eres perfecta, en el sentido general de la percepción. Pero eres perfecta para mí - dije con una sonrisa. Coloqué un mechón de su pelo tras su oreja. No la estaba mintiendo, para mí era perfecta, me daba igual lo que pensaran los demás - Tú eres increible, y haces que todo sea increible, con tu incredibilidad - dije divertido, intentando relajar el ambiente.

En ese momento tuve que morderme el labio para no hablar demás...¿Por qué sería todo tan difícil?. Escuché lo siguiente que me dijo y no pude evitar reirme. "¿Sabes? si sigues diciéndome cosas así voy a tener que perdonar muchas veces tu orgullo..."le dije con una sonrisa

Cuando al fin se rió me tranquilicé un poco - No me des más motivos para decirte especial que eres - dije con una sonrisa. Acaricié su mejilla, había algo en su mirada que me decía que seguía mal - ¿Estás bien? - pregunté mirándola con preocupación.

En eso había acertado, algo de especial tenía...No pude evitar una pequeña risita al ver la ironía de mis pensamientos. "Contigo siempre estoy bien" le contesté con una sonrisa

Sonreí al escuchar su respuesta, no quise presionarla más, que ella estuviera bien era lo único que me importaba en esos momentos, y si ella prefería no decirme lo que la pasaba, yo no iba a obligarla. Paseé mis manos por su espalda sin dejar de mirar sus ojos, me tenían hipnotizado.

Ví como me miraba y no pude evitar sonreirle "¿Estás tú bien?"

- No - contesté serio - Me tienes eclipsado con tu belleza - sonreí. Era estupendo verla sonreir de nuevo. Bostezé sin poder remediarlo, no sabía qué hora era, pero era tarde.