Tiendas...

Había vuelto a casa esperando que ella siguiera aquí, pero ya se había marchado. Quizá dar una vuelta me ayudaría a pensar, así no tendría que hacerlo cuando ella estaba delante, y así evitar que viera la preocupación que invadía mi mirada. Así fue cómo decidí ir al centro comercial, pero mis planes se vinieron abajo cuando, tras varios minutos dando vueltas, la vi a ella. Me acerqué despacio, situándome a su espalda - ¿Ha visto algo interesante, señorita? - pregunté en un tono educado, con una sonrisa amable.

Estaba decidiendo si entrar o no a una tienda cuando de repente me llegó una esencia inconfundible... Estuve a punto de darme la vuelta, pero al notarla tan cerca y no escucharle llamarme, preferí seguir de espaldas, ya que en caso de haber sido humana no podría haber sabido que estaba ahí. Al fin escuché que me habló, me dí la vuelta simulando estar confundida y sobresaltada. "Así que me dejas en tu casa para venirte de tiendas, ¿eh? Te he pillado..." dije divertida con una sonrisa

Rodeé su cuerpo por la cintura, mirandola con una sonrisa. No podía entender cómo si sólo habíamos estado separados un par de horas, la había echado tanto de menos - Me has pillado, si es que no sé cómo he podido creer que podría engañarte - dije sarcásticamente - A mi chica mala con superpoderes - añadí divertido. Me quedé mirando su sonrisa, estaba seguro de que me pidiera lo que me pidiera, yo lo haría si me lo pedía con aquella sonrisa.

Subí mis manos a su cuello. Mi plan de esta tarde mejoraba po segundos desde que él llegó. "¡Vaya un iluso estás hecho! engañarme a mí..." dije en tono de superioridad. "Tienes suerte de que no quiera mostrar mis poderes en público..." dije en tono amenazante riéndome.

Eché a reir - No sé en qué estaría pensando - rodé los ojos. Cuando rodeó mi cuello con sus brazos apreté mi abrazo, pegando su cadera a mi cuerpo. Puse cara pensativa - ¿Sabes? Tengo la sensación de que te pedí un favor, pero no recuerdo exactamente qué era - comenté finjiendo que no me acordaba. Me quedé mirándola, quería besarla, deseaba besarla.

"Cierto, pero me temo que he de informarle de algo... cobro comisión... una alta comisión..." le dije acercándome poco a poco a sus labios.

- Ummm, creo que podré pagarla - Sonreí al tener sus labios tan cerca. Subí una de mis manos por su espalda, acercandome más a ella - Entonces... ¿qué era? - pregunté divertido. Su rostro estaba tan cerca que podía sentir su aliento sobre mí, necesitaba sus labios ya.

"¡Vaya! ahora se me ha olvidado..." le dije divertida. Podía notar como deseaba besarme en ese momento.

La miré con la cejas arqueadas. Con todo el esfuerzo que necesité, me separé de ella - Pues ya me dirás lo que era cuando te acuerdes- dije despreocupado. Me giré para mirar el escaparate, la verdad es que no me interesaba nada lo que allí vendían, pero necesitaba distraerme, si seguía mirándola a ella no iba a poder evitar saltar sobre sus labios.

"Niño orgulloso..." refunfuñé mientras lo agarraba de su chaqueta para girarlo y le besaba. ¡Cómo echaba de menos sus besos...!. Me separé lentamente, "Prefieres tu orgullo a mis besos... Estás porvocando la ira de Mary Alice..." dije divertida.

Respondí al beso con ganas, cuando se separó no pude evitar sonreir, tenía muchas ganas de besarla, y por fin lo había conseguido - Parece mentira que no sepas que mi orgullo tiene demasiado poder, pero no me gustaría provocar tu ira - dije abrazandome de nuevo a su cintura. Acerqué mi rostro al suyo - ¿Qué puedo hacer para que no te enfades? - pregunté sensualmente.

- Tendré que esforzarme para no estar en deuda contigo - acerqué mis labios a los suyos. Deseaba sus labios, la besé con pasión, subí una de mis manos hasta su nuca, así la atraje más a mí. No sabía cuanto tiempo llevaba sin sus besos, pero se me había hecho eterno, ahora que podía tenerlos iba a disfrutarlo al máximo.

FDR: Es posible que me vaya de pronto, porque estoy esperando a que me llamen. No sé cuanto tardaré, así que si quieres marcharte, no pasa nada.

Noté sus labios contra los míos y perdí la cabeza. Respondí a sus besos con ganas. Saboreando cada momento, cada milímetro de sus labios. Pasé mis manos por su cintura abrazándole. Me encantaba estar así.

Fdr. No tu preocupes. Si ya veo que tardas mucho, me voy, pero creo que me qedaré

Apoyé su espalda contra el escaparate, estaba igual de frío que ella. Cogí su rostro con mis manos, besándola de manera desenfrenada. Mi corazón latía a mil por hora, sus besos siempre conseguían que me volviera loco.

Noté el escaparate en mi espalda. La manera en que me besaba me hacía no ser consciente de nada. Mis labios pedían más a cada segundo que pasaba. Su corazón golpeaba descontrolado mi pecho, quería notarlo como si fuera mío. Le empujé hacia mí apretando mis manos contra su espalda. No quería terminar.

Noté como me apretaba y me junté más a ella, tanto que pensé que iba a cortarla la respiración. La besé con ansia, repasando cada centímetro de sus labios una y otra vez.

Aún no sé de donde, pero cogí el valor para separarlo unos centímetros de mí. "¿No te parece que estamos escandalizando demasiado?" le pregunté con una sonrisa y sus labios aún muy cerca de los míos

Noté que se separaba, al principio quería impedírselo, pero dejé que se separara. Miré alrededor, estábamos en medio del centro comercial - Lo siento, no puedo controlarme - sonreí nervioso. No sabía si se había separado porque estábamos aquí o porque temía que yo cruzara la línea.

"Qué fácil es olvidarse del resto del mundo cuando estoy contigo..." le dije aún cerca de sus labios, notando su aliento, sin que quisiera que se separase del todo. Por otra parte era bueno que estuvieramos en un centro comercial, es ligeramente más fácil controlarse.

No pude evitar reirme - Para mí es fácil olvidarme del mundo en cualquier momento - dije divertido - Es cambio a ti no puedo sacarte de la cabeza - sonreí. Apoyé mi frente en la suya, respirando su aliento, rocé suavemente sus labios.

"Normal, no pienso dejar nunca que me olvides". Sus labios estaban aún demasiado cerca y no pude evitar besarle. "No es tan fácil olvidarse de mí" dije divertida.

- Y luego soy yo el del ego subido - dije divertido. Sentí su beso, sabía que ella quería mís besos y yo quería los suyos, pero ambos nos controlábamos todo lo que podíamos. - Pero en este caso tienes mucha razón, eres muy difícil de olvidar, y mira que lo intento - bromeé. Nuestros cuerpos estaban muy cerca aún, podía sentir cada curva, cada centímetro, que conseguían que me volviera loco.

"Es que creo que es contagioso y me lo has pasado" Escuché lo que me dijo, "¿Ah si? pues no insistas mucho, porque no lo vas a conseguir... no sé por que razón me he empeñado en estar contigo, y veo difícil que me olvides... ". Podía notar como su corazón se calmaba poco a poco, pero aún quería sentirlo fuerte sobre mi pecho... Pasé una de mis manos por debajo de su camiseta, acariciando la parte baja de su espalda.

Me alejé unos centímetros para mirarla a la cara - Así que yo tengo la culpa de que seas tan creida - asentí con la cabeza - Yo sé cual es esa razón: mi encanto personal - levanté la cabeza orgulloso. Noté su mano por mi espalda, pusé las manos en su cintura, bajo la camiseta y las subí poco a poco. Acerqué mi rostro a su cuello y le di un beso suave.