La Bella Italia

Llegamos a la puerta del restaurante. Abrí la puerta y dejé que Alice pasara delanta, a veces me salían gestos caballerosos, no podía evitarlo - Adelante, señorita - dije con una sonrisa amable.

Ví lo que hacía y le sonreí. Pasé delante y una vez dentro observé curiosa el sitio. No había mucha gente, por lo que tenía entendido era algo tarde para cenar. Por lo demás, el sitio era...muy italiano. Esperé a que entrara Ethan.

Entré tras Alice, eché un vistazo al lugar, desde luego no era un restaurante que me pegara mucho, pero ya estábamos allí, así que... Cogí a Alice de la mano y fuimos hasta una mesa vacía, aparté la silla para que se sentara, hoy estaba que me salía, pensé para mí. Esperé a que se sentara y me senté frente a ella - Bueno, ¿qué vas a pedir? - pregunté mientras cogía la carta.

Ví que apartó mi silla para que me sentara, "Gracias", le dije con una sonrisa. Mmm...creo que me pido a la camarera rubia, tiene buena pinta... pensé y tuve que aguantarme la risa. "Pues... Pide tú por mí, a ver si aciertas" le dije divertida, así evitaba decir algo erróneo.

- No me hagas esto - dije nervioso, se me daba fatal elegir la comida, no sabía lo que estaba bueno y lo que no. Leí los platos de la carta - ¿Qué te parece tortelini de carne? - la miré expectante, ¿la gustaría eso? Con lo fácil que es pedir un plato de los de toda la vida.

Me reí cuando ví que se puso nervioso. "Genial" dije una sonrisa. "No ha sido tan doloroso pedir para mí, ¿no? además, no te voy a morder si no me gusta, puedes estar tranquilo". A tí no, pero... me quedé pensando en la ironía de mis palabras. Me gustaba gastar bromas que realmente sólo tenían sentido para mí.

Me tranquilicé un poco, no sé por qué este sitio tenía un ambiente muy oficial, todo era demasiado serio para mí. Miré alrededor, las pocas mesas ocupadas eran de parejas, estarían en una cita. En realidad ella y yo no habíamos tenido ninguna "cita", nunca habíamos quedado en plan serio... Dejé esos pensamientos a un lado, centrándome en la cena, sólo era una cena - ¿Y qué quieres de beber? - Esperaba que al menos ella eligiera la bebida.

Sonreí imaginando su reacción si le pedía que eligiera por mí. "Coca cola" contesté. No sé por que, pero me daba la sensación de que estaba algo distraído. "¿En qué piensas?"

Escuché su pregunta, ¿es que era un libro abierto? - En nada - contesté intentando no ponerme nervioso. Llamé a la camarera, con la esperanza de que ella no siguiera preguntando, la dije el pedido y la dediqué una sonrisa encantadora. Cuando se marchó volví a mirar a Alice.

Fruncí un poco el ceño cuando me contestó, pero volví a cambiarlo antes de que me mirase. No había que ser un vampiro muy perceptivo para darse cuenta de que algo le rondaba la cabeza. Normalmente me contaba lo que pensaba, pero esta vez no ¿Por qué? ¿Será porque no le cuento mi secreto y ahora no confía en mí? Intenté no dramatizar en mi cabeza, podría ser cualquier detalle estúpido, además puede que esta noche no estuviera muy perceptiva... intenté no darle importancia. Le observé mientras pedía y una vez que la camarera se fué empecé a mirar curiosa de nuevo el lugar, más que nada por hacer algo que no fuera pensar...

Me quedé mirando cómo ella observaba el lugar, empecé a jugar con uno de los cubiertos que había sobre la mesa ¿Por qué estaba tan nervioso? Llevaba varios días sin apenas separarme de ella, ¿qué era diferenta ahora? Era este lugar, demasiado serio, demasiado formal, me estaba agobiando. Un tic nervioso se hizo dueño de mi pierna. Puse mis manos sobre las rodillas intentando estarme quieto, tenía que tranquilizarme. Llevábamos demasiado tiempo en silencio, ¡Ethan di algo! - ¿Tienes hambre? - No, idiota, habiamos venido a cenar sólo por aburrimiento.

Podía haberme hecho la loca si no quería decirme qué le pasaba, pero ¿la pierna?, me estaba poniendo de los nervios, tener un oído tan fino a veces no era agradable... "En los restaurantes se suele comer, ¿no?" le contesté entre risas, puede que así se calmara...

- Sí, eso dicen - sonreí nervioso. ¿Qué me pasaba? Traté de respirar hondo ¿Cuánto iban a tardar en traer la comida? Iba a darme un ataque. Tenía que calmarme, era una tontería, estupideces que le daba por pensar a mi cerebro. - ¿Habías venido alguna vez? - ¿Con quién? Esperaba que la respuesta fuera negativa... ¿Qué era esto? ¿Ahora tenía celos?

No pudé evitar observar detenidamente a Ethan, ¿Qué le pasaba? Nunca le había visto tan nervioso... ¿Y si... había hecho yo algo... fuera de lo humano? Repasé todos mis movimientos uno por uno desde que salimos del centro comercial, pero no encontré nada que me delatara... "No, es la primera vez... te preguntaría a tí, pero no lo recuerdas, ¿no?"

¿Qué me pasaba? No lo entendía, todo estaba bien. Nada había cambiado. Sentía mi corazón a mil por hora. Qué estupidez, en buena hora había dicho de venir aquí. ¿Qué iba a hacer ahora? ¿Pasar toda la noche haciendo preguntas estúpidas? Sentí cómo empezaba a faltarme el aire, no podía creerlo, necesitaba salir de allí, no podía aguantar más. Me puse de pie y saqué dinero del bolsillo - Lo siento, tengo que irme - no podía ni mirarla a la cara. Dejé el dinero sobre la mesa y salí de allí corriendo, llevándome a un par de personas por delante.

FDR: Lo siento, tengo que irme...