Supermercado

Llegué al supermercado con paso ligero. Por lo visto demasiado ligero, ya que al llegar a las puestas automáticas tuve que detenerme antes de que estas me permitieran el paso. Entré y comencé a observar todo como si fuera la primera vez que entraba, aunque no lo era. Caminé unos pasos más y sacando una moneda del bolsillo saco uno de los carritos que había enfilados en la entrada. Paseo por los pasillos observando la comida indecisa, cogiendo algunas cosas y dejándolas con lentitud en el carrito. Me paro frente a un estante, en el había multitud de paquetes de cereales, pero no sabía cual escoger..

Entré en el supermercado, no sin antes tropezarme con la alfombra que estaba a la entrada, tenía que acordarme de levantar los pies al andar. Pasé de largo la zona de los carros y las cestas, no iba a necesitarlos. ¿O sí? ¿Qué había ido a comprar yo? Me quedé un momento parado enmedio de la entrada, hasta que me di cuenta de que el guardia de seguridad me estaba mirando, por lo que eché a caminar, con la esperanza de que encontrara lo que buscaba, fuera lo que fuera, en alguno de los pasillos. Seguí andando hasta que reconocí a Alice, al principio me sorprendí de que estuviera allí, pero luego recordé que se había encargado de que en la Mansión Cullen no faltara comida para mí. Este pensamiento me hizo sonreir. Fui hasta donde ella estaba y me quedé mirando los cereales, fijamente, en silencio - ¿Crees que si seguimos mirando, se moverán? - pregunté divertido.

Escucho unos pasos torpes que se acercan por el pasillo en el que estaba. Bajo la mirada con una tímida sonrisa mientras mantengo una caja de cereales en la mano. Sabía quién era, pero aún así echo un rápido vistazo para mirarle de reojo. Dejo el paquete en su sitio y continúo mirando el estante notando como se sitúa a mi lado. Escucho su pregunta y con una sonrisa en los labios miro hacia mi alrededor, no había nadie en el pasillo. Acorto el escaso espacio que había hasta los cereales y hago que uno de los paquetes caiga al suelo, no sin antes volver a mi posición para verlo caer. Me quedo mirándolo como si yo no hubiera hecho nada y tras unos segundos vuelvo mi mirada a Ethan. "Es que tengo telepatía"

Vi como una de las casa de caía y no pude evitar echar a reir, cogí la caja de cereales del suelo y me quedé mirandola. Estaba bastante seguro de que ella se había aprovechado de sus poderes vampiricos, aunque no hábía podido darme cuenta - Vaya, es increible... - dije como si me hubiera quedado alucinado - Pero... te has equivocado de cereales, los que a mí me gustan son estos otros - dejé la caja que ella había tirado y cogí otra - Claro que si estás comprando la comida para otra persona...- comenté. La miré alzando las cejas inquisitivamente, con la esperanza de que no utilizara la puerta que yo había abierto para bromear sobre que tuviera otro al que comprarle la comida.

Me uní a su risa cuando la caja cayó, pero sin dejar de observarle, me gustaba verle reir... Dejé que el peso de mi cuerpo recayera sobre una de mis piernas, apoyando una de mis manos en la cadera mientras le veía coger otra caja. Escucho lo que dice y enarco una de mis cejas sorprendida. Ruedo los ojos y me acerco a él para quitarle el paquete de cereales de las manos y dejarlo en el carrito junto con el resto de comida que ya había cogido. "Claro, es para otro chico, no te creas el centro de mi mundo..." contesté entre risas de manera poco convincente. Me vuelvo de nuevo hacia él y me encuentro con su gesto amenazante, pero a pesar de que él se mantenía serio, yo no pude evitar soltar una amplia carcajada al verle

Le escuché reir, intentando no quedarme demasiado embobado, pero al oir su comentario respiré hondo. Me agaché para sacar el paquete del carrito - Puede que a ese chico no le gusten los mismos cereales que a mí, deberías preguntarle a él, a no ser que te fies de mi increible gusto - dije con una sonrisa orgullosa. Me quedé mirando las cosas que ella ya había cogido antes de que yo llegara y rapidamente la miré a ella totalmente serio - Vaya, sí que es verdad que compras todo esto para otra persona - traté de no reirme, para que fuera creible, aunque me costó bastante. Me olvidé de la caja de cereales y la posé de nuevo sobre el resto de artículos del carro.

Escuché lo que dijo sin perder la sonrisa mientras observaba como cogía de nuevo la caja de cereales. Me acerqué a él y rodeé su cintura desde atrás, apoyando mi cabeza en su espalda. "Sé que tienes un gusto exquisito, me elegiste a mí..." contesté de manera altiva volviéndome a separar de él para reir con libertad. Tranquilicé de nuevo mi expresión con su comentario intentando ponerme seria. "Es que suelo dar con chicos muy comilones... y si encima compro para dos..." contesté manteniendo mi expresión como si lo que decía fuera la cosa más natural del mundo. "Aunque como los dos me habeis elegido a mí, los dos teneis un gusto exquisito, así que no creo que tengais problema en compartir los cereales también..." añadí con la misma expresión mientras me acercaba al carrito para observar la comida de manera despreocupada

Noté que se acercaba a mí y sonreí, puse mis manos sobre las suyas una vez que ella me abrazó, me encantaba. Escuché su comentario orgulloso y negué con la cabeza divertido - Por supuesto, a eso me refería... - comenté como si quisiera ocultar que mis palabras se referían a otra cosa. Oí lo que dijo - Ya deberías saber que yo como poco... Así que el otro debe estar muy, muy gordo - me alcé entre orgulloso y divertido. - Si tú te fias de mí... luego si el otro se queja, no es culpa mía - al final eché a reir, no podía evitarlo. Esta vez fui yo el que la abrazó desde atrás - Tú eres la muestra de que mi gusto es el más esquisito del mundo - le di un beso en la mejilla y me quedé allí disfrutando de su olor.

Eché a reir al escuchar lo que dijo y apoyé mis manos en el extremo del carrito sin darme la vuelta aún. "No sé, la verdad es que su cuerpo era cautivador..." contesté intentando ocultar mi risa. Me volví hacia él y paseé mi dedo índice de manera sensual por su pecho. "Y bueno... Creo que sabré como acallar sus quejas en caso de que no le gusten los cereales..." comenté acompañando a mi gesto antes de darme la vuelta de nuevo hacia el carrito. Noto como sus manos pasan por mi cintura y sonrío cerrando los ojos, disfrutando del tacto de sus manos. Poso mis manos sobre las suyas estrechándo aun más el abrazo y apoyo mi cabeza sobre su pecho olvidando por completo lo que había venido a hacer

Escuché lo que dijo, a pesar de que sabía que estábamos de broma, no pude evitar que mi gesto se torciera al escuchar lo que ella decía - Sí, estoy seguro de que si le regalas unas gominolas, se le olvidaría el tema de los cereales - comenté, tratando de sonar despreocupado - Ha sido por culpa de su amor a las gominolas que ha perdido su cautivador cuerpo... - añadí alargando la palabra cautivador - En cambio, yo el único dulce que pruebo, está ahora mismo entre mis brazos, y tengo la suerte de que por mucho que coma, no engordo nada - solté una risita y estreché aún más su cuerpo entre mis brazos, apoyando la barbilla sobre su cabeza, sin ocultar mi amplia sonrisa.

Estaba dispuesta a responderle con otra broma mordaz, sin embargo no pude evitar perderme entre las palabras de su última frase. Noté como me estrechaba aún más y suspiré profundamente encantada, dejando que una amplia sonrisa se instalara en mis labios aún sabiendo que la tendría durante horas impidiendo que pudiera volver a provocarle. Me dí la vuelta con paciencia, dejando que sus manos permanecieran en mi cintura, y rodeo la suya con las mías. "Espero que no dejes nunca de deleitarte con ese dulce..." comenté sin apartar la vista de su mirada

Me agaché colocando su mejilla contra la mía - Nunca, repito NUNCA, me cansaré de mi dulce - dije sin perder la sonrisa. Acerqué mi boca a su cuello y mordí con suacidad - Mmm mucho mejor que los cereales - dije divertido - Hablando de cereales... igual quieres seguir haciendo la compra. Creo que aún te queda medio supermercado que echar al carro - me separé un poco de ella, colocando el pelo que había quedado revuelto por mi culpa.

Noté su mordisco en mi cuello y sin saber por qué una risita nerviosa escapó de entre mis labios. Escuché lo que me propuso mientras se alejaba un poco de mí y eché a reir. Dejé que mis dedos pasearan por su brazo, como sii andaran por sí solos, hasta llegar a su hombro. "Bueno... has dicho que tú sueles comer poco... Igual no es necesario que ocupe este tiempo en comprar más comida..." insinué entornando los ojos mientras seguía con mi mirada el camino que marcaban mis dedos. Subí de nuevo mi mirada hacia él mientras acortaba la distancia que había puesto de por medio y le dediqué una tímida sonrisa esperando su respuesta

Observé el recorrido de sus dedos antes de encontrarme con su sonrisa, correspondiendola con otra - Yo creo que tienes razón, con lo que has cogido ha hay de sobra - comenté acercándome de nuevo a ella - ¿Y en qué crees que deberíamos ocupar nuestro tiempo? - pregunté pensativo mirando hacia el los fluorescentes del techo, intentando evitar reirme. Bajé de nuevo la vista y le dediqué una sonrisa llena de picardía.

Sonreí más ampliamente al escuchar su respuesta y subí mis manos hasta rodear su cuello. Observé su sonrisa pícara y me acequé un poco más a él, poniéndome de puntillas para acercarme a dónde más quería. "Pues no lo sé... Hay muchas opciones, sobre todo teniendo en cuenta que estamos en un supermercado, ¿no?" bromeé intentando no echar a reir. Froté mi nariz contra la suya de manera cariñosa y volví a separarme lo justo para poder mirarle. "¿Se te ocurre algo a tí?" pregunté con intención

Solté una risita al ver lo que hacía, me encantaban esos gestos infantiles que tenía de vez en cuando. Posé mis manos en su espalda pegandola más a mí. Mi sonrisa se había agrandado más a medida que ella se colocaba mejor - Pues... teniendo en cuenta que estamos en un supermercado... sólo se me ocurre una cosa - dije mientras acercaba mis labios a los suyos, pero paré en seco justo antes de besarla - Claro que si tienes otra opción mejor - dije practicamente rozando sus labios.

Sonreí ansiosa al ver que se acercaba a mis labios, tenía tantas ganas de besarle... Subí mis manos hasta su pelo y enrredé mis dedos en él. De repente se separó, llevándose lo que tanto ansiaba. Fruncí el ceño y apreté los labios como si fuera una niña pequeña. Escuché lo que dijo y sin pensármelo dos veces besé sus labios de manera apresurada. "No hay mejor opción que esta..." susrré entre besos

Respondí al beso, me encantaba cuando enredaba sus dedos en mi pelo. - Sí, yo tambien creo que es la mejor opción - respondí antes de volver a besarla de nuevo. Intenté que mis besos se adecuaran al lugar en el que nos encontrábamos, era el supermercado, pero, como siempre que la besaba a ella, me perdí completamente en sus besos, aumentando la intensidad sin darme cuenta, mientras mis manos bajaban por su cuerpo, llegando a lo que no era su espalda.

Dejé que sus besos marcaran el ritmo amoldando mis labios a los suyos. Sabía que no era lo más indicado, pero era inevitable... Cuando estábamos juntos el resto del mundo no importaba. Noté como sus manos bajaban por mi espalda y no pude evitar sonreír levemente. Pasé con disimulo mis besos a su cuello, mordiendo el recorrido que marcaban, hasta llegar a su oído. "¿Aquí?" pregunté en un susurro recordando la de veces que él me había hecho esa pregunta.

Disfruté de sus labios, no me importaba dónde estuviéramos, en ese momento sólo me importaba ella. Incliné la cabeza sin darme cuenta cuando ella decidió pasar sus besos a mi cuello, en mi cara surgió una sonrisa, que demostraba lo que estaba disfrutando de lo que ella hacía. Hasta que escuché su pregunta, y el peso de la realidad calló sobre mí, estábamos en el super, pero yo no estaba dispuesto a quedarme sin lo que tanto deseaba. Eché un vistazo alrededor, sin separarme de un centímetro de ella, intentando que mi mente trabajara deprisa - ¿Llevas dinero en metálico encima? - pregunté cuando al fin se me ocurrió una idea.

Observé como buscaba a nuestro alrededor y seguí su mirada, pero a mí tampoco se me ocurría nada. Parecía que esta vez nuestra imaginación no iba a poder ganar a la situación... De repente escuché su pregunta y fruncí el ceño sin tener ni idea de qué era lo que pretendía. ¿Dinero en metálico? Pensé que lo que buscaba era otra cosa, no pagar la compra e irnos... Sin saber muy bien lo que quería rebusqué en mis bolsillos hasta sacar un par de billetes y varias monedas. Dejé caer el dinero en su mano mientras me separaba de él buscando con la mirada la caja más próxima para pagaar la compra.

Recogí el dinero que me daba, era bastante más de lo que esperaba necesitar. Noté que miraba hacia las cajas y negué con la cabeza divertido. Agarré su cintura con mi mano sin perder la sonrisa, y sin dejar que se separara de mí, y eché a caminar hacia la dirección contraria a la que ella miraba, dandola pequeños besos mientras andabamos. La solté unos metros antes de llegar a mi destino, busqué a la persona que necesitaba y hablé un par de minutos con él. Noté como él miraba hacia Alice, y entendía perfectamente por qué le estaba pidiendo ese favor, aún así, le entregué disínmuladamente uno de los billetes que me había dado Alice y le di las gracias. Volví hacia donde había dejado a Alice, cogí su mano y la llevé hacia la puerta del almacén, la sonrisa divertida del encargado hizo que yo soltara una risita, había tenido suerte de haber coincidido con él un par de veces por ahí, porque no me apetecía tener que ir a buscar otro sitio. Entré en el almacén y busqué una esquina escondida, me apoyé en la pared y la atraje hacia mí, puse mis manos en su cintura y me quedé mirandola con una sonrisa pícara.

Dejé que me llevara con su mano en mi cintura a pesar de lo contrariada que estaba. Suponía que íbamos a pagar, pero eso no encajaba con el detalle de que habíamos dejado el carrito frente al estante de los cereales, por no hablar del hecho de que no caminábamos en la dirección dirección correcta. "Ehh... Ethan... las cajas... " comenté mientras las señalaba por encima de mi hombro. En ese momento ví como se separaba de mí para acercarse a hablar con un chico. Le observé durante la corta conversación, y noté como el chico me miraba, lo cual hacía todo más confuso. Dediqué un par de sonrisas educadas al chico sin ser muy consciente de si eran apropiadas o no, la verdad es que la incertidumbre solía ponerme muy nerviosa. Ví como al fin Ethan volvía a mi lado y suspiré con disimulo. "¿Y bien?" pregunté, aunque mi respuesta se vio contestada cuando entramos al almacén y Ethan me dirigió hasta una zona menos a la vista del tránsito. No pude evitar sonreir y bajar la mirada algo avergonzada al ver como ponía de nuevo sus manos en mi cintura. "Así que aquí también..." comenté volviendo a mirarle a él sin perder aún la sonrisa.

Podía notar su confusión durante todo el camino, lo que hizo que mi sonrisa fuera aún más grande. Escuché lo que me decía - No puedo resistirme a tus encantos, esté donde esté - contesté antes de empezar a besar su cuello, pero al cabo de unos segundos me separé y volví a mirarla - A no ser que... prefieras dejarlo para otro momento en un lugar más adecuado... - comenté mirandola, aunque sin perder la sonrisa, bastante convencido de que ella iba a querer seguir, o al menos eso esperaba, porque yo no tenía nada de ganas de parar, y esperaba no tener que hacerlo. Bajé mis manos hasta su trasero, con la esperanza de que eso le ayudara a acabar con las posibles dudas que le podían quedar.