El Claro...

Sonrei, enseñando mis colmillos.- Si quieres, te enseño a jugar.- Dije riendo.- De acuerdo, vamos.- Dije. Salimos de alli.

*Le mire y dij riendo*


Jajajajaja vamonos me quiero ir de aqui jajajaja-dije riendo y snetadom de rodillas al suelo jugando con piedras y dije-Aqui Halcon milenario responda desde la estrella de la muerte jajajajaja-dije le mire y dije-Mmm me debes un paseo Alex.

Me quedé mirando lo que hacía con una sonrisa instalada en mi rostro. Me quedé mirando sus ojos cuando estos se encontraron con los míos. Acaricié con suavidad su mejilla - Te quiero - dije en un susurro.

Noté su caricia y ladeé la cabeza sin darme apensa cuenta. Me encantaba notar su cálido tacto. Mordí mi labio inferior con una sonrisa, era increíble, era perfecto. Nada ni nadie podría romper nuestra burbuja en este momento, sólo estábamos él y yo.

Observé su sonrisa,rocé sus labios con el dedo gordo de la mano que tenía en su rostro - Me encanta tu sonrisa - dije mirando sus ojos.

"Pues está ahí gracias a tí" contesté sin perder su mirada ni un sólo segundo. Poco después, mientras su dedo seguía acariciando mis labios, hice como si le fuera a dar un mordisco en él y reí ligeramente

- Me alegra oir eso - dije imitando su sonrisa. Vi lo que hacía y reí - Si querías que quitara la mano de ahí sólo tenías que decirlo - bromeé mientras volvía a posar la mano en su cintura.

Escuché lo que me dijo y negué con la cabeza, pero sin perder la sonrisa. Cogí la mano de mi cintura y volví a posarla sobre mi rostro, "Yo soy tuya, puedes ponerla donde quieras"

- ¿Dónde quiera? - pregunté con picardía - ¿Puedo ponerla por aquí? - pregunté bajando por su cuello, tan solo rozándola, seguí bajando por su pecho, acariciandola con el dedo índice - ¿Y aquí? - seguí bajando por su tripa, dirigiendome hacia su trasero - ¿Qué tal aquí? - pregunté sin perder la sonrisa pícara.

Seguí con mi mirada su dedo recorriendo mi cuerpo, volviéndola hacia él cada vez que su mano decidía hacer un descanso. Finalmente subí mi mirada a él modiendo mi labio. No podía imaginar una manera más perfecta de hacer las cosas. Sonreí pícaramente y reafirmé, "Donde quieras"

Acerqué mis labios a los suyos y la besé, lentamente, disfrutando cada segundo, saboreando sus besos. Me separé y apoyé mi frente en la suya - Me encantas - dije mirando sus ojos castaños - Puedes hacer conmigo lo que quieras... -

Devolví su beso con calma, sin apresurarme. Sonreí cuando se separó y escuché lo que dijo, "¿Te has metido en mi mente?" bromeé sin separar mi mente de la suya

Escuché sus palabras y reí levemente, volví a posar mis dos manos en sus caderas - No me hace falta que me meta en la tuya, porque comparto la mía contigo - dije con una sonrisa. Di un suave beso en su nariz y otro en sus labios.

Un nudo se anidaba en mi garganta con cada palabra suya, no podía ser más feliz. "Eres perfecto, no concibo una vida sin tí" contesté antes de notar sus besos

Escuché sus palabras - Tú sí que eres perfecta... Te quiero demasiado, tanto como para no poder seguir viviendo si tú no estuvieras aquí - Volví a besar sus labios, me encantaba disfrutar de ellos.

"Jamás me serararé de tí" contesté antes de notar su beso y devolvérselo con calma, disfrutando de su sabor. El momento era nuestro, no había nada más, sólo nosotros

Escuché sus palabras, me llenaron de una inmensa paz, estando con ella, todo estaría bien . Subí una de mis manos para agarrar su rostro y profundizar el beso.

Profundicé el beso, pero manteniendo el ritmo, no hay prisa cuando el mundo se para ante tí. Pasé mis manos por su cintura y acaricié su espalda, la cual aún seguía desnuda

Sentí sus manos por mi espalda, me encantaba que ella recorriera mi cuerpo. Moví la mano que tenía en su cintura, escondiéndola bajo su ropa y acariciando su cuerpo.

Continué besándole, pero intercale algún que otro mordisco en su labio inferior. Subí mis manos por sus costados hasta llegar a su pecho y comencé a seguir el camino que me dictaban las líneas de este, bajando poco a poco hasta llegar a su tripa

Sentí sus mordiscos, me encantaba todo lo que ella hacía, sus manos recorriendo mi pecho volvieron a acelerar los latidos de mi corazón. Mi mano subió por su espalda acariciando su fría piel. Separé mis labios de los suyos para bajar mis besos por su cuello.

Ladeé la cabeza al notar sus besos bajando hasta mi cuello y cerré los ojos difrutando de ellos. Era increíble. Mis manos siguieron bajando hasta encontrarse con sus pantalones, entonces, comenzaron a bordearlo de manera juguetona

Sentí su mano bordeardo mis pantalones y di un mordisco juguetón en su cuello antes de seguir besandole. Subí mis manos por su tripa, llevándome conmigo su camiseta, lentamente, sin saber si ella querría ir más allá, ya me había acostumbrado a que me parara cuando estábamos en lugares públicos, claro que eso no significaba que yo fuera a dejar de intentarlo.

Noté como subía lentamente mi camiseta, casi de manera dubitativa, "¿A qué esperas?" pregunté en un susurro de manera pícara.

Escuché su pregunta y me quedé algo sorprendido al verla tan lanzada, aún así, no lo pensé dos veces y le quité la camiseta, lanzándola por ahí. Seguí besando su cuello mientras mis manos acariciaban ahora su cuerpo con mucha más libertad.