Isla del Faro

Llegué nadando lo más rápido que pude a la isla. Me encantaba ganarle... Me tumbé empapada en la orilla y esperé con los ojos cerrados y una sonrisa orgullosa hasta que llegara

Llegué un poco después que Alice a la playa. Me gustaba dejarla ganarme, era verdaderamente divertido verla orgullosa de su triunfo. Ella estaba tumbada en la arena esperando. Yo al llegar a la orilla me senté a su lado.¿Sabrás que te he dejado ganar verdad? bromeé Dejé la camiseta y la chaqueta empapada en la arena y me tumbé mirando al cielo.

Escuché que llegaba y abrí un ojo para verle. Escuché lo que dijo y eché a reir, "Claro Eleazar, tú siempre me dejas ganar..." contesté irónica. Me incoporé y ví como se quitaba la camiseta. Miré mi vestido en un acto reflejo, estaba totalmente empapado, al igual que mi pelo. Sacudí este con delicadeza para que no se quedara apelmazado mientras bromeé, "¿Me ganarás algún día? No, no lo creo..."

Nunca le haría eso a una dama como tú... contesté

Eché a reir al escucharle, "Por supuesto, eres un caballero..." contesté con una sonrisa. Ví llegar a Shannon y eché a reir al escucharla, "Hola, ¿qué tal?"

No me había dado cuenta de la hora. Se me había hecho tarde y tenía unos asuntos que arreglar.Lo siento pero me tengo que marchar. Más tarde volveré a buscarte. dije mientras me marchaba corriendo sin coger ni siquiera la ropa que había dejado en la orilla.

Escuché que Eleazar se iba. Además lo hacía muy apresurado, dejándose incluso su ropa. Alargué el brazo y la extendí para que se secara. Segundos después me dí cuenta de la estupidez de mi acto, pensaba volver nadando, por lo que al llevar su ropa, esta se volvería a mojar. Eché a reir antes este pensamiento

Iba caminando por la arena, sin darme cuenta de por donde iba, hasta que vi a lo lejos a Alice. Estaba preciosa con la ropa totalmente empapada, me acerqué, sin apretar el paso. Cuando llegué me quedé mirándola con una sonrisa - Creí que te había dicho que esperaras a que yo estuviera presente para mojarte de esa manera - dije mientras repasaba su cuerpo con la mirada y una sonrisa pícara cruzaba mi rostro.

Solté la ropa de Eleazar sobresaltada al escuchar una voz. Me giré y ví a Ethan, "¿Qué haces aquí?" pregunté extrañada, no era un sitio al que se llegaba porque sí, sin más.

- Eh... No lo sé - contesté sincero, no tenía ni idea de cómo había llegado hasta aquí - Supongo que al no verte en casa, salí a dar una vuelta y este sitio me gusta, de alguna forma he conseguido llegar - expliqué encogiéndome de hombros. Metí las manos en el bolsillo, protegiéndolas del frío que hacía por culpa de la cercanía del mar. - Claro que me alegro de haber decidido venir - añadí haciendo que la sonrisa pícara regresara.

Seguí observándole sorprendida, ni si quiera estaba mojado... Me encogí de hombros para no darle más vueltas y dí unas palmaditas en el suelo para que se sentara junto a mí dibujando una sonrisa en mi rostro

Me fije su expresión, parecía realmente sorprendida de que yo estuviera allí, yo ya me había acostumbrado a cosas así. Observé que señalaba el espacio a su lado para que me sentara, mi sonrisa se ensanchó, negué con la cabeza divertido. Me incliné sobre ella, provocando que ella terminara tumbándose en la arena bajo mi cuerpo - Prefiero quedarme aquí, gracias - comenté divertido mientras ponía mis brazos a cada lado de sus hombros.

Cuando me rechazó mi expresión volvió a la sorpresa anterior. ¿Qué le pasa? De repente ví que se acercaba a mí y le seguí con la mirada. Se tumbó sobre mí y empecé a entenderlo todo. Sonreí pícaramente, "¿Seguro que no estás incómod?" bromeé

- Igual se me cansan los brazos - dije mientras doblaba los codos, pegando mi cuerpo al suyo y acercando nuestros labios, aunque sin llegar a tocarlos - Tienes razón, será mejor que me ponga en una postura más cómoda... - dije haciendo el amago de quitarme de encima suyo, aunque no tenía ninguna intencion de separarme de su cuerpo en esos momentos, bueno, ni ahora, ni nunca.

Me mordí el labio cuando ví que se acercó más a mí. No podía creer que cada pequeña cosa que hiciese me pareciera tan increíble. Escuché que se debatía entre quedarse como estaba o quitarse y rodeé su cintura con mis piernas, impidiendo que se levantara, "No estás tan mal..." contesté con voz sensual

Sentí que rodeaba mi cuerpo con sus piernas, sonreí de manera traviesa ante ese gesto - Sí, eso creo yo... - dije acercando de nuevo mis labios a los suyos, esta vez rozándolos con suavidad, durante varios segundos. Dejé que mi aliento se colara en su boca, como un aviso de lo que iba a pasar ahora. Empecé a besarla, lentamente, saboreando sus labios, jugando con suavidad su labio inferior.

Ví que se acercaba de nuevo a mí, rozándo sus labios con los míos. Respiré por la boca intentando inhalar la mayor parte de su dulce aliento, saboreándolo, impregnándome en él. Respondí a su beso de manera lenta, tal y como él dirigía los míos, aunque uba a costarme demasiado pausar el ritmo. Sabía como volverme loca en menos de un segundo...

Seguí besándola, sin apresurarme, deteniendome cada pocos segundos para rozar sus labios antes de besarla de nuevo. Una de mis manos se posó sobre su cuerpo, bajando por su costado, acariciando su cuerpo, siguiendo por su pierna, apenas tapada por el corto vestido. La subi unos centímetros de nuevo, acariciando su muslo, subiendo con suavidad la falda.

Noté como su mano bajaba por mi costado hasta acomodarse en mi muslo, recorriéndolo con suavidad. Notar sus caricias en zonas como esta me llevaba a perder la cabeza. Pasé mis manos por su cintura y las metí bajo su camiseta para sentir su tacto cálido bajo la gelidez del mío. El contraste era increíble