Isla del Faro

Volví a reirme levemente al ver como Janice se sonrojaba. Escuché que Lucyan se iba, "Por supuesto. Hasta mañana" me despedí con una sonrisa

Bueno esta bien, la verdad a mi tambien se me hace tarde.- dije mirando a Mary tambien. Pero lo siento mañana no podre ir, si quieren vayan sin mi. Tengo que trabajar todo el dia- le respondi a Lucyan. De verdad lo lamento- sonrei y le di un beso en la mejilla. Otro dia sera, Hasta luego- me despedi de Lucyan. Chao Mary queda pediente esa salida de los cuatro- hice selñas con mi mano y me dirijia al coche. Los llevo? al menos al canzarlos a sus casa?- pregunte a ambos

FDR: es verdad lo del trabajo

"Llévale a él, yo me quedo un rato más" contesté, "Hasta otra" me despedí de los dos. La verdad es que me apetecía nadar, pero no le iba a decir a Janice que pensaba nadar hasta llegar a Forks, evidentemente sospecharía

Los ví marcharse. Me acerqué a la orilla y me tumbé mirando las estrellas

Caminé por la playa, era muy de noche y estaba bastante oscuro. Tropecé con una roca, aunque no llegué a caer al suelo, me dediqué a soltar improperios en voz alta, mientras volvía a ponerme a andar de nuevo.

Escuché la voz de Ethan, como para no hacerlo... Me incorporé hasta quedar sentada y miré hacia donde venía la voz. Logré ver su silueta andando por la orilla, me levanté haciendo el mayor ruido posible para no asustarle, aunque teniendo en cuenta que andaba sobre arena, era bastante difícil... "¿Ethan?" pregunté a pesar de que sabía que era él, pero pensé que de esta manera le avisaría de mi presencia

Seguía recorriendo la orilla, tratando de poner más atención esta vez, no quería golpearme de nuevo. Pero escuché ruidos, así que levanté la mirada, vi que una sombra se acercaba hacia mí, en ese momento recordé todo lo que Alice me había dicho, todo sobre vampiros, licántropos, todo sobre mantenerme alejado del peligro. Pensé en darme la vuelta, pero no creía que sirviera de mucho. Los segundos me parecieron eternos, hasta que escuché la voz que me llamaba - ¿Alice? - pregunté para asegurarme.

"Sí soy yo" contesté aún alejada de su posición. "¿Te asusté?" pregunté al escuchar el tono dubitativo de su voz. Llegué hasta él finalmente con la sonrisa instalada en mi cara, como era habitual en mí cuando estaba con él

Escuché la confirmación, ahora me sentía más tranquilo - ¿Asustarme? ¿Por qué ibas a haberme asustado? - pregunté como si no entendiera que ella pudiera haber pensado eso. Cuando por fin llegó hasta donde yo estaba y pude ver al fin su rostro, observé sus sonrisa y la imité, instalando una más grande en mi cara, verla sonreir era una de las cosas que más feliz me hacían.

!¡Qué cosas tengo! Asustarte tú en mitad de la noche oscura al escuchar un ruido que podía ser de un vampiro o de algún licántropo..." contesté pasando las manos por su cintura

- Exacto, no sé cómo puedes pensar que yo pueda sentir miedo - contesté divertido colocando mis manos en sus caderas.

"No volveré a dudar, lo prometo..." contesté echando a reir mientras apoyaba mi cabeza en su pecho y le abrazaba

- Así me gusta - contesté divertido. Coloqué mis manos en su espalda, abrazándola - ¿Qué tal tu día? - pregunté mientras acariciaba su cuerpo sin darme cuenta.

"Demasiado largo... Te he echado de menos..." contesté sin levantar la cabeza. Cerré los ojos inspirando su aroma, me concentrándome en el sonido de sus latidos, noté sus manos acariciando mi espalda... El momento era perfecto

- Y yo a ti tambien, preciosa - contesté antes de soltar un suspiro - Pero ahora estoy aquí, y tú estás aquí - dije perdiendo la mirada en el mar.

Sonreí al escuchar como me llamó, "Es lo único que importa" contesté aún con los ojos cerrados

- Me encanta este sitio - comenté mientras apoyaba mi barbilla en su pelo.

"Cualquier sitio es perfecto para mí estando tú conmigo..." contesté estrechando el abrazo

Escuché sus palabras y sonreí - Vas a decirme todos las cosas bonitas que me tenías que haber dicho durante el día - bromeé.

"Por supuesto, las tengo todas acumuladas pidiéndome a gritos salir" bromeé alejándome un poco para mirarle

- Pues nada, adelante, estoy dispuesto a soportarlo - contesté mirandola con una sonrisa.

Eché a reir al escucharle, "¿Y tú es que no tienes cosas bonitas para decirme?" pregunté haciéndome la ofendida

- Para ti siempre tengo cosas bonitas - contesté con una sonrisa - ¿Qué te parece...? No sé cómo he podido pasar todas estas horas sin tenerte cerca