Isla del Faro

Seguí sus pasos y quité su ropa interior. Yo tampoco podía esperar más. Mis manos recorrian su espalda de arriba a abajo mientras mis besos respondían a los suyos de manera intensa

Entré dentro de ella, no podía esperar más. Ahogué un gemido en mi boca, uno de los muchos que ella me hacía soltar. Cerré los ojos durante un instante, disfrutando por completo del momento.

Noté que entraba dentro de mí y un gemido mudo se quedó alojado en mi garganta. Mis manos lo estrechaban contra mí con fuerza, me costaba controlarme, mer volvía loca

Bajé mis manos por su cuerpo, sin dejar de moverme dentro entra. Acaricié sus muslos, haciendo que sus piernas rodearan mi cuerpo. Mis besos seguían acaparando sus labios, besandolos intensamente.

Rodeé su cintura tal y como me indicaban sus manos, estrechándole contra mí mientras mis besos seguían descontrolados en sus labios. Mis manos seguían paseando libremente por su espalda, acariciándola de arriba a abajo

Bajé mis besos a su cuello, reconociendo con mis labios cada rincón del mismo. Mis manos apretaban con fuerza sus piernas, mientras mis movimientos se hacían más veloces cada segundo.

Cerré los ojos disfrutando de como sus labios recorrían cada pequeño resquicio de mi cuello, a la vez que notaba como aumentaba el ritmo de sus movimientos. Me hacían perder la cabeza

SU cuerpo me volvía loco, no importaba en qué momento del día me encontrara, su cuerpo siempre conseguía descontrolarme. Volví a besar sus labios entre jadeos.

Devolví sus besos descontrolados de la misma manera. Subí una de mis manos y la enredé en su pelo de manera brusca, pero sin hacerle daño. Estaba descontrolada.

Sentí que llegaba al éxtasis, me separé de sus labios para soltar un grito de placer, rompiendo el silencio de la isla. Bajé la mirada para ver sus ojos, y me quedé aún sobre ella, con una amplia sonrisa, tratando de volver a rspirar con normalidad.

Llegué con él al clímax con un gemido. Solté un largo suspiro satisfecho y le miré mientras una gran sonrisa se dibujaba en mi rostro contestando a la suya

- Te quiero - dije antes de besar con suavidad sus labios - Me encantas - rocé mi nariz contra la suya mientras hablaba - Me encantas tú, me encanta esto, me encanta estar así contigo...

Sonreí más ampliamente con cada palabra que salía de su boca. "Eres increíble" contesté antes de darle de nuevo un suave beso en los labios

Respondí al beso, una ráfaga de aire hizo que me estremeciera, era muy tarde y hacía bastante frío - Siento tener que decirlo, pero creo que deberíamos vestirnos e ir a casa - dije aún sin levantarme de encima de ella.

"Sí, tienes razón. Será lo mejor..." contesté buscando con la mirada mi ropa pero son levantarme

Le di un último beso en la nariz antes de levantarme, le acerqué su ropa antes de ponerme a buscar la mía. Cuando la encontré empecé a vestirme, bastante rápido, porque tenía frío. Una vez terminé me giré a mirarla a ella - ¿Vamos? - pregunté.

Me puse de pie y cogí la ropa que me daba. Me vestí rápidamente, no le quería hacer esperar, y menos si estaba pasando frío, "Vamos" contesté colocando mi vestido

La eché un último vistazo, el vestido la quedana genial, me quedé unos segundos embobado, hasta que otra ráfaga de viento me recordó lo que tenía que hacer. Me acerqué y la agarré de la mano, y salimos de allí.

Ví como me miraba y bajé la mirada avergonzada pero con una amplia sonrisa. Me encantaba deslumbrarle. Finalmente cogí su mano y salimos de allí

Después de unos días en Port Angeles por asuntos de trabajo, me apetecía pasar un rato en uno de mis sitios preferidos de Forks: la isla del faro. Ataviado sólo con un bañador, fui nadando hasta el lugar. Al llegar a la orilla, me tumbé en la arena bocarriba mirando al cielo.

Llegué a la isla del faro con biquini y una blusa larga y semi transparente. Creo que era la primera vez que venía a este sitio medio preparada para la ocasión. Ví a Eleazar tumbado en la arena y me acerqué mientras me quitaba la blusa con la intención de estirarla en el suelo para que se secara un poco. "Hola"

Vi que Alice salía del agua y se dirijía hacia mí. Me hizo gracia comprobar que los dos nos habíamos acordado de ir vestidos más adecuados para una playa.Hola. saludé.Al principio creía que era una sirena. Pero ya veo que eres tú... bromeé fingiendo cara de decepción.

"No sé de qué te quejas, yo tengo unas piernas de escándalo, la sirena no..." bromeé orgullosa. Extendí la blusa en la arena y me tumbé a su lado, "A ver si me pongo morena ya de una vez..." bromeé en tono de queja

Es lo que tenemos los vampiros, que somos un poco pálidos... bromeé.

"Habla por tí, yo tengo un colorcito muy mono..." contesté entre risas siguiendo la broma. Me incorporé y apoyé mis codos contra la arena, dejando que sobre estos cayera el peso de mi cuerpo