Cima de la montaña

Sentí su mano jugando con mi ropa interior, mi corazón se aceleró aún más. Gemí junto a su oído. La giré hasta dejarla contra el suelo, con algo de brusquedad. La desnudé por completo y entré dentro de ella, no podía aguantar más.

Sonreí al comprobar que me deseaba con las mismas ansias que yo a él. Posé mis manos en su espalda estrechándolo contra mí y un gemido acompaño al suyo al notarle dentro de mí

Nuestros cuerpos estaban totalmente pegados, hice lo mismo con nuestros labios, nuestros alientos se mezaclaban mientras nuestras lenguas jugaban sin cesar.

No había resquicio alguno entre nosotros, llegando hasta el extremo que podía notar su corazón como si fuera el mío propio. Subí mis manos a su cuello hasta enredar los dedos de una de ellas en su pelo. Por el camino, acaricié con dulcemente su espalda, el haber hecho un ligero cambio en la alimentación de hoy permitía que tuviera el control extra necesario para acariciar su cuerpo de manera despreocupada.

Una de mis manos mantenía el peso de mi cuerpo mientras la otra se paseaba con libertad por el cuerpo de Alice. Cada curva de su cuerpo hacía que mi mente enloqueciera un poco más.

Pasé mis caricias por su hombro y seguí bajando por sus costados. Su cuerpo era mi perdición, era incapaz de no acariciarlo todo momento que me fuera posible

Me separé de sus labios para poder respirar, apoyé mi frente en la suya, cerrando los ojos, simplemente sintiendo su cuerpo fundiendose con el mio.

Su aliento invadía mi cara, podia saborearlo en mi boca sin que hubiera peligro alguno, podía inalarlo sin que me hiciera perder el control... De nuevo apreté mis manos contra su espalda estrechándole más contra mí, pero sin hacerle daño.

Mis movimientos se volvieron más rápidos, más enérgicos. Ya no podía más, llegué al climáx gritando de placer. Dejé mi cuerpo descansando sobre el suyo, escondienco el rostro en el hueco de su cuello.

Sus movimientos hicieron que mis gemidos invadieran de nuevo el lugar haciéndome llegar con él al clímax. Entrelacé mis piernas con las suyas y acaricié su espalda mientras intentaba calmar mi respiración descontrolada

Le di un beso en el cuellos. Me tumbe junto a ella boca arriba, mi pecho subía y bajaba con cada respiración. El cielo estaba clareando, estaba amaneciendo, las horas habían pasado demasiado rápido.

Observé como poco a poco el sol iba despertándose en el cielo. El momento era inmejorable

Rodeé su cuerpo con mis brazos - Te quiero - dije mientras la estrechaba contra mí, su cuerpo seguía desnudo, mi piel reaccionó ante la suya.

Acomodé la cabeza en su pecho abrazándole y acariciando distraída su espalda mientras observaba ensimismada el cielo, "Yo también te quiero" contesté antes de besar suavemente su pecho y volver a acomodarme en la misma posición

- Me gusta mucho este sitio - comenté mirando el cielo - Aunque lo mejor es la compañía - dije mirandola una sonrisa. Respiré profundamente, intenté ocultar un bostezo, cuando estaba con ella me olvidaba de dorrmir.

Le devolví la sonrisa. Por más que quiso ocultarlo, me dí cuenta, "No deberías liarme de esta manera, necesitas dormir...", aunque egoistamente, me encantaba que lo hiciera...

- ¿Quién necesita dormir teniendote a ti para disfrutar de la noche? - pregunté con una amplia sonrisa - Me encanta liarte, no puedo evitarlo, es verte y... me olvido del resto.

"Ya veo... Pero necesitas dormir..." insistí, aunque no podía borrar la sonrisa de mi expresión

- Si te empeñas... - dije mientras me incorporaba, teníendo cuidado con ella, me quedé mirando su cuerpo, anonadado, estaba perfecta con esta luz. Empecé a palpar la tierra en busca de mi ropa, pero sin poder apartar la mirada de ella.

Sonreí más ampliamente al notar como me miraba. Me levanté, cogí mi ropa y empecé a vestirme. Una vez que estaba vestida le ayudé a terminar de encontrar la suya

La observé mientras se vestía, yo debería hacer lo mismo. Me vestí lo más rápido que pude, en el fondo tenía frío, ahora que su cuerpo no estaba junto al mío.

"Tengo un problema, dejé el coche en las proximidades del claro... ¿Quieres recogerlo o vamos andando a casa?" pregunté mientras le veía vestirse

- Mejor vamos dando un paseo - Hoy prefería pasar tiempo con ella, en vez de conducir ese pedazo de coche. La miré con una sonrisa, cogí su mano y salí de allí.

Me sorprendió su respuesta, adoraba mi coche... Cogí su mano y salí de allí con él.

Llegue a la cima de la montaña y me senté a mirar la naturaleza un rato.