Cima de la montaña

"Yo también te quiero mucho" contesté mirando sus ojos aún con desesperación, como si no fuera a hacerlo más. Creo que lo que acababa de sentir en esa ilusión, el terror que se había apoderado de mí al escuchar como Agatha rompía mis esperanzas, y con ellas mis sueños, con tan sólo unas simples palabras... eso no podría olvidarlo nunca.

Apoyé mis frente en la suya y cerré los ojos. Sólo pensar que podía haberla perdido, que ella podía no haber vuelto...

Estar cerca de él lograba calmarme, de hecho era la único que lo podía conseguir en este momento. Noté como empezaba a controlar mi respiración y como mi cuerpo comenzaba a acatar mis órdenes, aunque aún lo hacía a duras penas. Sin embargo la energía escaseaba en mí peligrosamente, casi podía confundir mi débil estado con cansancio... Aún así, en mi mente las quejas no tenían cabida, en mi mente sólo estaba él. "No quiero volver a separarme nunca de ti..."

- Y yo no quiero que te separes - dije dándole un beso en el pelo. Me fijé en ella, parecía cansada, debía de haber sido muy duro, había perdido mucha energía - ¿Necesitas algo?¿Puedo hacer algo para que te sientas mejor? No tienes buena cara - dije realmente preocupado.

"No creo que puedas hacer nada, es sólo que estoy bastante débil. Pasé gran parte de mi energía a Agatha..." expliqué. No estaba en condiciones de ir sóla de caza, y por desgracia, no tenía ningún frasquito de los de Eleazar.

Me quedé mirandola, estaba muy preocupado por ella - ¿Y si... te doy mi sangre? - pregunté cauteloso, ya había ofrecido mi sangre una vez hoy, pero por ella estaba aún más dispuesto a hacerlo.

"No". Fué una negativa rotunda, tenía muchas razones nomo para no darla de esa manera

Me soprendió su rotunda negación - ¿Por qué no? - pregunté confuso - Te vendría bien, no?

"No quiero que me veas alimentándome, y mucho menos de tí..." contesté. Apenas podía soportar la idea de que tuviera la opción de alimentarme de un banco de sangre y pretendía que me alimentara de él...

- Pero estás muy débil, tienes que... comer algo - estaba realmente preocupado por ella, ya no me importaba ninguno de los prejuicios que tenía contra los vampiros, sólo me importaba que ella estuviera mejor - ¿qué vas a hacer si no?

"Ni si quiera eras capaz de mirarme la primera vez que me viste con los ojos rojos... No podrías con ello" contesté

- No es lo mismo... Quiero hacerlo, quiero hacerlo por ti - dije mirandola a los ojos - Hoy me he dado cuenta de que no me importa lo que seas, lo que comas... todo eso me da lo mismo. sólo me importa quien eres, y quien soy yo cuando estoy contigo - añadí sincero.

Escuché lo que me dijo y me quedé unos segundos mirándole a los ojos. No sabía muy bien qué hacer. A veces las cosas es muy fácil decirlas, pero no tanto llevarlas a cabo, y no quería que volviera a pasar lo de aquella noche... Bajé la mirada y cogísu mano sujetándola por el dorso. Estuve a punto de mirarle de nuevo, pero sabía que me arrepentiría de esta decisión, y verdaderamente necesitaba alimentarme. Acerqué mis labios a la parte interior de su antebrazo y mordí con fuerza.

Me quedé mirando sus ojos, esperando que ella decidiera. Cuando cogió mi mano respiré hondo, esto era lo que yo quería, quería ayudarla. Noté que mi cuerpo temblaba, no podía evitarlo, estaba demasiado nervioso . Sentí el mordisco, apreté los labios para evitar gritar de dolor, dolía y mucho. Cerré los ojos con fuerza e intenté llevar mi mente a otro sitio, a todos los momentos felices que había vivido con ella.

Su sangre corrió por mi boca ahogando la sed de mi garganta. Era dulce como no había probado otra. Seguramente ese pensamiento estaría condicionado por el hecho de lo que significaba Ethan para mí, sin embargo, su sangre me seguía pareciendo increíblemente deliciosa. Podía notar como con cada gota que tragaba mi debilidad iba desapareciendo, cada vez me sentía mejor. Seguí alimentándome de él hasta que finalmente tuve lo suficiente para poder ir más tarde de caza. Separé mis labios de la mordedura, la cual emanaba sangre lentamente manteniendo sujeta aún su mano. Limpié mis labios de la sangre que hubiese podido quedar con el dorso de mi mano y subí tímidamente mi mirada hacia él.

Noté que sus labios se separaban de mi herida, que aún me dolía mucho. Abrí los ojos, intentando mirarla a ella y no a la mordedura de mi muñeca. La sonreí, haciendola ver que todo estaba bien, jamás habría pensado que yo haría algo así - ¿Mejor? - pregunté sin apartar la mirada de sus ojos.

Asentí cabizbaja respondiendo a su pregunta. Solté definitivamente su brazo con delicadeza y me quedé sentada frente a él sin saber muy bien que hacer después de eso. "Gracias". Supuse que ante todo debía agradecer su gesto, más teniendo en cuenta lo que significaba para mí y lo difícil que habría sido para él tomar esa decisión.

Negué con la cabeza, ella no tenía que agradecerme nada. Retiré la mano hasta mi regazo, cometí el error de mirar hacia abajo, observé la herida durante unos segundos que me parecieron eternos, mi respiración se aceleró, volví a apretar los labios, tratando de controlarme. Me quité la chaqueta y la enrosqué alrededor de la herida.

Noté como se aceleraba su respiración y bajé aún más mi mirada. Pensé en disculparme por haber cedido, pero al fin y al cabo eso no iba a cambiar nada, por lo que decidí quedarme callada

Vi que Alice bajaba la mirada, no iba a permitir que eso pasara, alcé su rostor y acerqué mis labios a los suyos, tratando de olvidar dónde habían estado antes, y la besé. Me separé unos centímetros - Te quiero - dije de nuevo.

No podía creer lo que acababa de hacer Ethan. Me quedé mirándole unos segundos sorprendida, realmente no lo podía creer. Después de asimilar las cosas y le abracé rodeando su cuello. "Eres increíble, no puedo creer que alguien tan perfecto esté conmigo... Te quiero" susurré en su oído

Escuché sus palabras, yo estaba muy lejos de ser perfecto, aún así, me encantaba que ella me lo dijera. Rodeé su cintura con la mano en la que no me había mordido - Tú sí que eres perfecta - dije en un susurro.

Me separé ligeramente de él. "¿Quieres que volvamos a casa para vedártela o algo?" pregunté mirando el brazo donde le había mordido

- No es necesario - contesté. La verdad es que no estaba seguro de poder caminar ahora mismo, mi cuerpo aún estaba en estado de shock por todo lo que había pasado.

"¿Qué piensas?" pregunté dudosa. No sabía se quería hablar del tema o simplemente prefería no volver a recordarlo, pero fuera cual fuese su postura quería saberlo