Sala de estar.

Miré a Alice cuando me habló al oído, su vestido estaba lleno de sangre, y además se había acortado bastante. Me quedé observando como ondeaba junto a sus piernas, sacudí la cabeza, no era el momento. Miré a la chica que estaba tumbada, cogí el vaso de agua y se lo acerqué de nuevo. Escuché que me pedía el bolso, fui al otro sofá y se lo entregué.

Bajé corriendo y me dirigí al despacho de Carlisle. Me había dado tiempo de ducharme y vestirme. Había recogido mi pelo de manera que se notara lo menos posible que estaba mojado, aunque se notaba, y me había puesto los típicos pantalones cortos y una camiseta. Cogí unas pastillas del despacho de Carlisle y me dirigí a la cocina, preparé una tila y volví a la sala de estar. Me acerqué a Alice y le tendí el vaso, "Esto te calmará". Las pastillas se las daría cuando viera el estado en el que estaba...

Cogí el vaso de agua- Puedo darme la vuelta, si quieres cambiarte - dije al ver que se ponía la camiseta sobre la otra. Vi volver a Alice, me aparté del sofá para dejarla hacer lo que tuviera que hacer.

"Por supuesto, no hay ningún problema. ¿Te apetece descansar ya?" le pregunté de manera cortés, puede que estuviera cansada después de todo...

Me senté en otro de los sofás, mirando con preocupación a la chica.

"Puedes dormir en una de las camas libres..." contesté a la chica, aunque no sabía si se había dormido ya o no. Me volví y me senté junto a Ethan

Abracé a Alice cuando se sentó junto a mí, al parecer era algo que necesitaba - Al menos no has tenido que darle puntos - bromeé, intentando quitarle hierro al asunto.

Intenté esbozar una sonrisa al escucharle, pero no me salió del todo bien... Apoyé mi cabeza en su hombro, "Ni te imaginas lo doloroso que ha sido, viéndola tan vulnerable y pensando en que me vieras... descontrolada y ..." no pude terminar la frase, el hecho de que Ethan me viera en esa situación y terminara odiandome y alejándose de mi para siempre superaba con creces al dolor que había pasado inspirando el olor de la chica

La abracé aún más fuerte, sabía lo difícil que había sido la situación - No tienes que hacerte la héroe cada vez que alguien llega herido. Puede que yo no lo haga tan bien como tú, pero al menos, no lo pasarías tan mal... - no me gustaba nada verla así.

Suspiré intentando relajarme, todo había pasado ya, y había salido bien, era con lo único con lo que debía quedarme de lo ocurrido... "De algo puedes estar seguro, desde mañana empezarás a dar clases de primeros auxilios..." contesté con una sonrisa forzada y sin levantar la cara de su pecho. Me costaba quedarme sólo con la parte positiva de lo que había pasado...

Escucho su suspiro, verla así me hacía sentirme realmente mal, esto había sido culpa mía, si yo no fuera tan torpe podría haberme encargado de la situación sin que ella tuviera que pasarlo mal. Oí lo de las clases de primeros auxilios - ¿Crees que podrías ser mi porfesora? - pregunté divertido. Paseé mi mano por su espalda, hoy había estado tanto tiempo alejado de ella...

"La idea del cursillo es con el fin de que aprendas, no de que una aficionada te intente enseñar, nos cansemos y terminemos haciendo de todo menos yo enseñarte y tu aprender..." contesté imaginándome la situación.

Ella tenía razón, no iba a ser muy buena idea - Bueno, buscaré un profesor que sea un profesional del tema - dije con resignación. - Aunque tú podías empezar a enseñarme, y ya veremos cómo acabamos... - comenté sonriendo con picardía, aunque ella no me podía ver.

no necesitaba ver su expresión para saber qué estaba pensando, "Bueno, por probar no pasaría nada..." contesté con una sonrisa, "Mañana toca una clase práctica de como coser una herida, yo te enseño, así que tendrá qu ser a tí a quien cosa..." bromeé

Escuché lo que me decía, no pensaba volver a dejarla coser mi precioso cuerpo - Bueno, nosotros empezamos con la clase, y espero que empezemos a distraernos antes de sacar las agujas - dije divertido. Aunque sólo pensar en repetir lo del otro día, me daban ganas de echar a correr.

Eché a reir con lo que me contestó. "Por cierto, ¿Qué tal tu brazo?" pregunté mirando de reojo su herida

- Muy bien - contesté llevando mi mirada hasta la herida. No tenía mala pinta.

"Estoy segura de que con los puntos que yo te dí también estaría perfecta..." contesté de manera altiva pero sin perder la sonrisa

Rodé los ojos al escuchar lo de sus puntos - Sabes que habría matado a cualquier otro si hubiera hecho lo que tú hiciste, ¿verdad?

"Sí, y también sé que eres un quejica, y que si no me matas a mí es porque no puedes... ¡Quejica!" contesté como si fuera una niña pequeña

- ¿Quejica? Prefiero ser un quejica que una loca psicópata - dije riendo.