El Claro...

Me tiró al piso y se senté enseima mío y abrí mucho los ojos de la sorpresa. "Creo que puedes más" le respondí en susurros en su oído. No podía moverme. A pesar de que ella era una chica, era bastante fuerte para mí, y la verdad es que no qería hacerlo.

Podía sentir su fría piel quemaba cada porción de mi pecho. Podía sentir que cambiaba la temperatura verdaera quizá con la intención de herirme. Pero no hizo más que complacer mis deseos de tocarla. Me abracé más fuertemente a ella y no la solté.

Ella al parecer tenía inteciones de hacer que me doliera, pero no lo lograba. Había extrañado esa sensación desde aquel momento en que no lo vi más. Me presioné aún más a ella y sentí su respiración en mi cuello. Enterré mi cabeza en su cabello, aspirando su detestable aroma.

Ella posó su cabza en mi pecho, al parecer, sintiendo los látidos de su corazón. Yo me quedé en la misma posición. No tenía ganas de moverme, quería quedarme con ella para siempre.

Ella comenzó a sollozar y no podía entender por qué. "¿Qué te sucede?" pregunte con voz dulce. No quería moverme.

Quería verle la cara, el tono de su voz no era muy convincente. La sobé en la espalda y la besé en el pelo.

Puse cara de dolor cuando se separó de mi y quice halarla de nuevo para que volviera a donde estaba, pero no lo hice. Vi que se ponía de nuevo su blusa y se sentaba dandome la espalda. Yo tome mi camisa, pero no me la puse. Esperé a que dijera algo, sentado igual que ella, a su espalda.

Ay, no... esa charlita no..."Lo entiendo" dije. En realidad no lo entendía, pero no podía decir otra cosa. Los latidos de mi ridiculo corazón me delataron pero no me importo "¿Cómo quedamos, entonces?" pregunté.

Ehh... "Está bien" dije. Le daría tiempo para recapacitar. Pensaba que me aceptaría de una al verme, pero lo había pensado, y eso no sería posible,

"Siempre" le dije con una ceja alzada. Este cambio repentino de tema no era buena señal; menos si quieres comprobar la cordura de alguien. Eran los años, tenían que serlo.

Una manzana volvió a pegar en mi cabeza, tan fuerte como antes. Ella empezó a reirse de nuevo, ¡está loca! Yo solo tomé la manzana y me la comí.

La volví a mirar extraño, estaba cambiando los temas demasiado, y ni se relacionaban... "Siempre lo tengo conmigo" dije al tiempo que sacaba mi reproductor de música de mi bolsillo.

Me ordenó que le diera el ipod y yo simplemente se lo dí. "Cuidalo" le dije. Sabía que lo haría, pero lo dejaría en su poseción por un tiempo y ahora tenía que irme. "Me voy, hablamos en otra ocasión" le dije. Me puse de pie y mirando hacia atrás, salí del claro.