Habitaciones.

Subí mis manos por su espalda y desaté el sujetador, lo retiré rápidamente y lo tiré por ahí. Empecé a besar su cuerpo con ansia, no podía resistirme a ella.

Noté besos y me estremecí. Me separé de él para poder acariciar su pecho, y busqué sus labios de nuevo con desesperación

Respondí a sus besos sin dejar de acariciar su cuerpo.

Aminoré la velocidad de mis besos, cosiguiendo tranquilizarme para no perder del todo el control. Segui acariciando su pecho y su tripa con la yema de mis dedos, intentándo no dejarme ni un sólo milímetro

Noté como iba más despacio, recordé que tenía que tranquilizarme. Bajé mis manos por su espalda, muy despacio, hasta dejar mis mano en sus caderas, sin dejar de besarla.

Bajé mis besos por su cuello mientras procuraba respirar profundamente para calmarme, sin embargo, mis manos seguían acariciando su cuerpo con ansia

Cerré los ojos sintiendo sus besos, yo quería tranquilizarme, pero esto no ayudaba. Apreté mis manos en su cuerpo, intentando no saltar sobre ella.

Tenía la situación bajo control, dentro de lo que cabe. Comencé a bajar mis labios por su pecho lentamente mientras con la yema de mis dedos recorría su costado

Sentí sus besos, no podía más. En un movimiento rápido volví a quedar sobre ella, cogí su rostro con una mano y la besé con desesperación, bajé mi mano por su cuerpo, deslizándome por su cuello, su pecho, su tripa... hasta que llegué al borde de su ropa interior, empecé a quitársela, despacio.

Le devoldí los besos desesperados mientras que un gemido se ahogó en mi boca al notar sus manos por mi cuerpo. Me pareció que dudaba al quitar mi ropa interior, por lo que acerqué mis labios a su oído y le susurré: "Sigue..."

Eso era todo lo que necesitaba oir. Acabé de desnudarla y empecé a besar su cuerpo, por todas partes, por cada rincón.

Noté sus besos por mi cuerpo y me estremecí. No podía esperar, le necesitaba ya. Bajé mis manos por su espalda, hasta llegar a su ropa interior y se la quité

La ayudé a desnudarme, ella tenía tantas ganas como yo. Volví a besar sus labios mientras entraba dentro de ella. Ahogué varios gemidos en su boca.

Noté que empezaba y no pude evitar gemir. Comencé a besarle lentamente, de manera que no llegara a perder el control. Escuché sus gemidos y el deseo recorrió mi cuerpo. Puse mis manos sobre su espalda pegándolo a mí lo máximo posible.

Empecé a moverme, mi intención era no hacerlo demasiado rápido, pero mi cuerpo ya no me respondía a mí, sólo respondía a mi deseo.

Claramente, esta vez me estaba costando menos, pero aún así, notarle dentro de mí me hacía perder la razón. Bajé mis besos por su cuello, me era más fácil controlarme si no tenía sus labios junto a los míos. Quité las manos de su espalda y las puse contra el cabecero de la cama, si tenía que hacer fuerza sobre algo prefería que no fuera sobre él...

Sentí sus besos en mi cuello, me volvía loco. Empecé a besar el hueco tras su oreja, tenía la respiración agitada, mi aliento golpeaba su cuello, mientras los gemidos que ella me hacía soltar se colaban en su oído.

Escuchar sus gemidos me hacía desearle cada vez más. Notar que él disfrutaba conmigo tanto como yo con él era una experiencia increíble, compensaba todo. Busqué sus labios para besarlos de manera desesperada mientras que mis manos hacían crujir la cama.

Volví a besar sus labios, lo deseaba. Baje una de mis manos por su cuerpo, hasta llegar a sus piernas, la dejé posada en su muslo, mientras mis movimientos seguía implacables.

Noté su mano en mi muslo y rodeé su cintura con mis piernas. Separé mis labios de los suyos ligeramente haciendo salir de mi boca varios gemidos

Sus gemidos me excitaron aún más, aceleré mis movimientos, al igual que mis besos.

Noté como aunmentaba el ritmoy no pude evitar presionar su espalda contra mí mientras respondía a sus besos profundizándolos

Sentí la presión en mi espalda, mi cuerpo estaba totalmente pegado al suyo. Mordí suavemente su labio inferior.

Mis gemidos se agolpaban en mi boca y mis manos aumentaban la presión sin darme cuenta. No quería que parara, le deseaba más con cada movimiento

Sus manos empezaron a hacerme daño, pero no quería parar. Acaricié sus brazos, intentando conseguir que los relajara.