Volver a casa.

Bueno, como veo que nadie se atreve a colgar el primer fic.... voy yo xD
Y bueno, lo que voy a colgar no me gusta mucho pero ya que acabo de encontrarlo... es un relato corto que escribí para un concurso, y no está muy bien entre otras cosas porque es improvisada en el momento.
Y el titulo es el tema que nos dieron para escribir el relato.
Bueno, yo lo dejo y a ver que os parece...
(A ver si con esto os animais a subir cosillas)




Me encontraba en un solitario parque a las afueras de Madrid.
La lluvia empapaba mis cabellos, desordenándolos. El agua del estanque se incrementaba a cada segundo que pasaba, creciendo igual que mi dolor, que mi soledad.
Todo estaba en silencio, ningún pájaro cantaba, ningún niño reía, solo se escuchaba mi respiración agitada, y los fuertes sollozos que me achacaban.
Nunca debí irme, nunca debí dejarla en la soledad de esa habitación, hace ya seis días.
<< Mi madre, tumbada en la cama, me llamaba pidiendo auxilio. Pero mis piernas no respondían, cada parte de mi cuerpo estaba paralizado del miedo.
Solo una pequeña vela iluminaba el oscuro cuarto, dándole un aspecto más sombrío a mi pobre madre.
- Allegra, te necesito -eran las únicas palabras que repetía constantemente.>>
Allegra, así me llamaba. Era su alegría, su única luz. De ahí el nombre, y yo la había abandonado volviendo a sumirla en un pozo sin fondo.
<< Tu madre está muy enferma. No creo que salga de esta, lo lamento. >> Las palabras del doctor se clavaban en mi maltrecho corazón como cuchillas lanzadas por el mejor tirador, cuchillas que siempre acertaban en el centro del dolor.
<< No pude más, ver su rostro desfigurado de dolor era demasiado para mí.
- Lo siento -dije en un susurro apenas audible antes de correr sin ningún destino.
Me marché sin nada, corrí y corrí durante horas en un vano intento de alejarme de la angustia que estaba grabada a fuego en mi alma.>>
Me encogí posando mi cabeza en las piernas. Lágrimas comenzaron a recorrer mis mejillas dejándome caminos de armargura a su paso.
No tenía fuerzas para levantarme e ir en busca de mi madre, solo tenía fuerzas para recordar.
<< Vagué durante esos tres días por angostas calles, con la mirada de la gente permanentemente clavada en mi nuca, la lluvia acompañándome en mi travesía hacia la luz, y las palabras de mi madre vagando libremente por mis pensamientos.
Ni una lágrima se había deslizado por mis mejillas hasta ahora.
No existía, simplemente veía sin mirar, oía sin escuchar, dejando mi cuerpo y mi alma a merced de la oscuridad, apartándome de todo y de todos.>>
Conseguí levantarme con esfuerzo.
Anduve durante horas decidiendo regresar a mi hogar, enmendar mis errores y apartar la soledad para siempre de mi alma.
Por fín encontré mi casa. Continuaba como antaño, las cortinas sucias, la pintura desconchada, y arriba del todo, un crital roto donde estaba el cuarto de mi madre.
No había luz, no se oía nada, el miedo empezó a hacer mella en mí.
Subí los escalones provocando que estos triscasen a mi paso.
Abrí la puerta de su cuarto y un olor a viejo me dió la bienvenida.
La cama estaba deshecha, la vela consumida, y el espejo hecho pedazos. Era una imagen desoladora.
¿Por qué no me dí cuenta antes de mi error? ¿Por qué me marché de casa?
Había regresado demasiado tarde a mi hogar, ya no podía hacer nada, mi madre ya no estaba.
Caí al suelo cortándome así con los cristales del espejo. Pero no me importó, solo quería volver a ver a mi madre y decirle cuanto lo lamentaba.
Me senté en el suelo mientras la sangre emanaba de las recientes heridas.
Y por una vez en seis días, pude hablar.
- Te quiero.
Siempre me castigaba por llegar tarde a casa, pero esta vez, fue el peor de los castigos.
Me desmayé dejándome mecer por los brazos de Morfeo.
Pero,... ¿Cuánto duraría este castigo?


Bueno, dejad muchos coments!!!

wao! esta muy buena la historia!!
me llego al corazon (de verdad)
escribs MUY bien :p