El lago...

Vi que se separba de mi "Adiós" murmuré dándole otro beso en la comisura de sus labios. Después de que se fue, yo salí del lago. Después de un rato me sequé y vestí de nuevo. Me quedé sentado a los pies de un árbol, pensando en todo lo que había sucedido en ese día. Después de unrato salí de ahí.

LLegué allí de la mano de Alice, esperaba que Seraphine se hubiera recuperado. Me quedé mirando al lago, sin soltar su mano, tiré de Alice hacia mí, para abrazarla, quería sentirla cerca de mí, quería estar con ella cada segundo. Rocé mi mejilla contra la suya, el frío del lugar conseguía que mi piel fuera fría, aunque no tanto como la suya, y que mi rostro adquiriera cierto tono rojizo.

Llegué al lago junto a Ethan. Este era uno de mis sitios favoritos, significaba mucho para mí. La noche era bonita, aunque algo fría. Yo no tendría problema con eso, pero supuse que Ethan lo notaría. Le abracépasando mis manos por su cintura y noté el tacto de su mejilla contra la mía. Su piel estaba menos caliente de lo normal, lo cual reafirmaba lo que pensaba. "¿Tienes frío?" le pregunté aunque sabía que sí tendría, y que él me diría lo contrario

- Estoy bien - respondí, como siempre, iba a terminar grabándome esas palabras en la frente. Miré hacia el lago, me encantaba este sitio, toda la tranquilidad, la paz, y ella, si no estuviera conmigo, nada sería tan perfecto. Subí mi mano, apartando con suavidad su pelo, para poder hablarle en su oído - ¿Te he dicho hoy lo mucho que te quiero? - pregunté en un susurro.

Escuché su respuesta y no pude evitar reir ligeramente. "¿Hoy? Hoy creo que no..." contesté con una sorisa a su susurro

- Pues te quiero mucho - susurré de nuevo. Desposité un beso en el hueco tras su oreja. Me separé unos centímetros de su cuerpo, para mirarla a los ojos, sonreí, allí no había nada más que ella, y ella me hacía sonreir.

"Yo también te quiero" contesté mirándole con una sonrisa. Estrché el abrazo apoyé mi cabeza en su pecho. "Me encanta este sitio..." comenté

La abracé de nuevo entre mis brazos - Aquí fue la primera vez que me dijiste te quiero - No sabía cómo había recordado eso, pero el caso es que lo había hecho.

Escuché lo que dijo y me separé de él lo suficiente para poder mirarle. Mi expresión demostrada lo sorprendida que estaba. "¿Cómo lo has hecho?"

- ¿El qué? ¿Recordar? - pregunté confuso - Me ha venido sólo - contesté, no podía explicarla cómo había sido, porque yo tampoco tenía ni idea.

"¿Y qué es lo que recuerdas?" pregunté con curiosidad. La verdad es que fué un momento un poco embarazoso, pero ya no tenía importancia...

Me quedé pensativo intentando recordar lo que había pasado - Al parecer estábamos... dado rienda suelta a la pasión y lo dijiste... y yo no reaccioné como debía haberlo hecho, si no todo lo contrario - lo contaba como si fuera una película, porque así era como lo veía yo en mi mente.

Eché a reir cuando lo contaba, pero bajé mi vista al recordar lo mal que lo pasé en ese momento... "Podrías olvidarte de ese recuerdo..." bromeé volviendo a subir la mirada hacia él

- ¿Por qué? - pregunté con una sonrisa - Me gusta recordar eso, a pesar de todo, al final yo conseguí responder a tus te quieros...

"Claro, tú no pasaste la vergüenza que pasé yo..." contesté.

- Estás muy guapa cuando te averguenzas - dije mientras acariciaba con suavidad su barbilla.

"¿Sólo cuando me avergüenzo?" bromeé

Solté una risita - El resto del tiempo estás increiblemente guapa - rectifiqué, sin perder la sonrisa.

Volví a apoyar mi cabeza en su pecho al escucharle, "Me encanta estar así contigo..." comenté con un suspiro de satisfacción

Acaricié su pelo con suavidad - A mí me encanta poder estar contigo, en cualquier situación - respondí.

"Te quiero" le dije separándome un poco de él para mirarle antes de acercar mis labios a los suyos con un suave beso

- Y yo a ti - dije antes de besarla de nuevo.

Le devolví el beso y volví a apoyar la cabeza en su pecho. Me gustaba ponerme así, porque notaba a la perfección los latidos de su corazón, los cuales retumbaban en mi cabeza. Eso me tranquilizaba

Acaricié su espalda mientras dejaba que mi mente vagara por todo lo que había pasado estos días - ¿Por qué se quedará fría? - pregunté, refiriéndome a la herida, aunque no sabía si ella sabría a qué me refería, puesto que no había seguido la línea de mis pensamientos.

Escuché su pregunta, al principio me quedé confusa sin saber a qué se refería, pero pronto caí en la cuenta. "Se debe a la ponzoña. Al morderte, algo de ponzoña entró en tu sangre, aunque no lo suficiente como para que se extendiera. De ahí que la piel donde te mordí quede igual que la mía" expliqué