Cima de la montaña

Sonreí de manera nerviosa al escucharle. Sus palabras consiguieron provocarme más."Tú eres quien lo hace excitante..." susurré en su mismo tono de voz

Sonreí al escuchar sus palabras. La besé, profundizando el beso desde el primer instante, la deseaba.

Rodé con él por el suelo sin interrumpir su beso, de manera que yo quedara encima. Bajé mis besos por su mandíbula y su cuello mientras mis manos subían lentamente su camiseta. Me separé unos segundos para admirarle y continué el camino de mis besos por su pecho.

Sentí sus manos por mi pecho, vi cómo me miraba y sonreí con picardía. Sentí sus besos por mi pecho, me estaba volviendo loco, mi respiración se agitaba, como cada vez que ella tocaba mi cuerpo.

Podía notar como su corazón latía con fuerza bajo mis labios, acelerándose con cada beso. Seguí bajando mis besos hasta su tripa mientras mis manos seguían el rastro frío que estos dejeban a su paso

Acaricié su pelo a medida que sus besos bajaban. Lo que estaba sintiendo era genial, ella me hacía sentir cosas increibles.

Subí de nuevo mis besos buscando sus labios, sin embargo mis manos aún seguían perdidas en su pecho, sus costados, su tripa...

Besé sus labios, les había echado de menos, apenas unos minutos lejos de ellos y ya les necesitaba. Sentí sus manos recorriendo mi cuerpo, volvía a meter mis manos bajo su camiseta, perdiendome en su cuerpo.

De nuevo sus manos quemaban placenteramente bajo mi camiseta, haciendo arder cada centímetro de mi cuerpo que tocaban sus manos. Mis labios volvían a los suyos una y otra vez, siendo totalmente imposible que se separaran más de escasos centímetros

Le quité la camiseta con rapidez, me mordí el labio mientras contemplaba su precioso cuerpo. Volví a besar sus labios desesperado, mientras mis manos subían por sus costados, acariciandola con avidez.

Le ayudé a quitarme la camiseta y acerqué desesperadamente mis labios a los suyos, escasos segundos era demasiado tiempo... El juguteo incesante de sus manos en mi cuerpo estaba haciendo que perdiera la razón, dejando mi mente inundada por el deseo de querer más

Las ráfagas de aire frío erizaban mi piel, pero el frío no me importaba mientras ella estuviera allí. Es más, el frío era una parte importante de nuestra relación, había aprendido a apreciar las cosas buenas de las bajas temperaturas. Me incorporé unos centímetros del suelo, sin dejar de besarla. Mis manos acariciaban su cuerpo con fuerza, recorriendo cada centímetro de su cuerpo.

Tiré de su camiseta hacia mí obligando a su cuerpo a incorporarse. Baje de nuevo mis manos a su cintura deslizando delicadamente su camiseta, disfrutando de la huella cálida que su cuerpo dejaba en la yema de mis dedos. Terminé de quitar la camiseta que impedía que mi cuerpo tocara el suyo y volví a besar sus labios con el mismo deseo.

Pegué mi cuerpo al suyo disfrutando del contraste entre las temperaturas de nuestros cuerpo. Paseé mis manos por su espalda, mis besos volvieron a recorrer su cuello, intercalando mis besos con mordiscos. Me encantaba su cuerpo, podría pasar recorriendolo horas, quería guardarle en mi memoria para recordarle en cualquier otro momento.

Sus besos en mi cuello hicieron que me estremeciera de placer arqueando sensualmente mi espalda. Mi respiración se agitaba de manera descontrolada cada segundo que pasaba con él. Subí una de mis manos a su cuello acariciándolo con mi dedo índice mientras acercaba mis labios a su oído, "Te quiero" susurré de manera entrecortada

Notar que su cuerpo se estremecía me excitó aún más, baje mis besos, por su esternón hasta su pecho. No podía entender cómo u simple dedo en mi cuello podía hacerme sentir eso. Vuelvo a buscar sus labios - Te quiero - dije entre besos - Quiero tenerte siempre a mi lado - las palabras salían entrecortadas de mis labios, no podía respirar con regularidad

La excitación que me produjo el hecho de notar sus labios bajando hasta mi pecho se vió reflejada en que una vez más, el ambiente se vió ocupado por uno de mis gemidos. Sonreí con cada palabra que dijo y volví a besarle de manera apasionada

Sonreí interiormente imaginandome el eco de sus gemidos llegando a los alrededores. Mis besos se volvieron más apasionados y mis manos se movían sin cesar por su cuerpo.

No podía evitar desearle con más empeño cada vez. Mis manos comenzaron a bajar por su pecho, para posteriormente seguir el camino que marcaban las líneas de su cuerpo llegando hasta la limitación que marcaba su pantalón. Comencé a desabrochar el botón de este, no me gustaban las limitaciones...

Sentí cómo sus manos recorrían mi cuerpo bajando hasta el borde de mi pantalón, gemí, ahogando el sonido entre sus labios. La tumbé con cuidado en el suelo sin interrupir mis besos y me quité el pantalón.Paseé mis manos por su cuerpo, hasta llegar a su pantalón. Me hubiera encantado que ahora pudiera leer mi pensamiento para que supiera todo lo que sentía estando con ella.

Pude notar como su gemido quedaba atrapado en mis labios y como sus manos buscaban desprenderme de mis pantalones. Ante ambos hechos no pude evitar sonreir interiormente.

Desaté el botón de sus pantalones y se los quité con maestría. Rodé para que ella quedara encima, apreté su cuerpo contra el mío, sin dejar de besarla. Bajé mis manos por su espalda hasta dejarlos posados en su trasero.

Me apoyé sobre mis rodillas de manera que mis manos pudieran explorar su cuerpo con libertad. Me costaba dejar espacio entre nuestros cuerpos, pero necesitaba experimentar una vez más el fuego de su cuerpo bajo mis manos

Recorrí su mandíbula con mis besos hasta llegar a su oreja, le di un mordisco en el lóbulo y me entretuve besando el hueco tras su oreja.

Ladeé la cabeza al notar por donde paseaban sus besos. Bajé mis manos por sus costados delicadamente hasta llegar a la última prenda que cubría aún su cuerpo. Jugueté un poco con el borde de la misma y finalmente comencé a deslizarla, mi cuerpo no podía abarcar ya más deseo...